v. Zombies

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Musicalización del capítulo:
505, Arctic Monkeys

Una hora antes de la infección.

El curso se había llenado ya de teorías sobre lo ocurrido recientemente. Habían intentando adivinar la razón del secuestro, o que cosas pudo haberle inyectado. Más bien, los chicos le habían insistido a Joon-yeong que pensara en sustancias químicas que pusieran ser, mientras él negaba una y otra vez, intentando hacerles entender que no tenía idea. Cuando se rindieron, aguardaron a la espera de que el timbre del medio día llegara lo más rápido posible.

– ¡Chayoung! – exclamó ruidosamente Dae-su al verla cruzar la puerta, y la señaló con el dedo índice. Enseguida todos voltearon, siguiendo la línea imaginaria que dibujó el dedo de Dae-su hasta ella, y dejaron sus miradas encima suyo mientras tomaba asiento.

– ¿Qué? – les preguntó Chayoung.

– ¿Puedes creerlo? – rió I-sak amargamente – Estos morbosos quieren saber más. ¡Ya les dije todo!

– La ambulancia ya se la llevó. En el hospital podrán tratarla y mejorará – dijo Chayoung.

– ¿Dónde está On-jo? – le preguntó I-sak.

– Sí, sí, eso – dijo Dae-su –. ¿Y De-su?

– Cheong-san fue a buscarlos, ¿lo viste? – le preguntó Gyeong-su, tomando asiento sobre su banco.

– Sí, me cruce con ese maldito. Deben estar viniendo, yo... me adelanté un poco, es todo, ¡no sean tan dramáticos!

El timbre del medio día resonó por todo el aula, y entre murmullos curiosos para mantener aquel hecho como un secreto del curso, todos se levantaron de sus pupitres, encaminados con poca vocación hacía una de las dos puertas corredizas de vidrio, encuadradas en madera, que poseían la gran mayoría de salones de la institución. Había aún, vigente en el aroma que se desprendía, un dejo de resignación por marcharse, por querer aguardar más en aquel momento de tan intensa confusión que resultaba vitalizante, curiosa, diferente a lo usual, atrapante en todo sentido.

– Parecía una loca – murmulla I-sak a Chayoung, cuando se detuvo a su lado sin avanzar más, para esperar allí dentro a la llegada de On-jo antes de marcharse a la cafeteria de la escuela para recibir algún almuerzo que llenase el vacío que habría dejado en sus estómagos el horror del acto previo. Un terror incipiente que aterrizó de imprevisto, que perduró en ellas dos, en On-jo y Suhyeok un poco más que en el resto, a flor de piel al verle a la muchacha jadear y gruñir salvajemente. Y que luego había levantado la más intensa y hambrienta sensación de intriga en sus compañeros.

Chayoung, despedida de I-sak en tanto On-jo cruzó el umbral, avanzó por los pasillos para acompañar a Nam-ra hasta la sala donde los presidentes solían tener sus reuniones, y luego, pensaba, iría a la cafetería a buscar algo de comer. La panza venía rigiéndole hambrienta desde hacía ya un buen rato. Incluso antes del horror. El pasillo por el que iban rápidamente se vacío; los estudiantes caminaban en sentido inverso a ellas, bajando todos hasta un salón ajeno, fuera de la estructura que se elevaba con salones. Se despidió de Nam-ra antes de marcharse y seguir su camino, retomando aquel del que se había alejado.

*

– ¿Dónde está la presidenta? Siempre están juntas.

Chayoung volteó. Estaba esperando en la fila para recibir el almuerzo de ese día cuando la pregunta a I-sak la tomó desprevenida. Se giró a verla con la bandeja vacía en sus manos, y meneó la cabeza.

yesterday, estamos muertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora