yesterday, estamos muertos

xxvi. Ayer

Musicalización del capítulo:
O Children, Nick Cave and the Bad Seeds

"Ayer todos mis problemas parecían tan lejanos.

Llevaban cerca de una hora caminando por las vías del tren abandonadas. Suhyeok y On-jo no habían podido consolar a Chayoung para que dejara de llorar, y cuando el resto volvió por ellos tuvieron que seguir, así como venían haciendo durante aquellos fatídicos días.

Dae-su saltaba de de durmiente a durmiente por las vías, y Chayoung hacía equilibrio en el riel. Quizás quince minutos después vieron a lo lejos un tejido protegido por una fila de soldados enfundados en trajes negros, cascos y armas. Pero Chayoung no se alegró. Después de que los abandonaran ya no sabía si podía esperar que los salvaran.

O, children
Lift up your voice, lift up your voice
Children
Rejoice, rejoice

– ¡Alto ahí! – gritó un soldado.

La fila de soldados volvió a apuntar sus armas contra ellos, tal como en la azotea, sin embargo ellos no se detuvieron, solo subieron sus brazos, mostrando que no tenían nada, y que no eran zombies. Suhyeok, que era el único con un "arma", se agachó a dejarla en el piso, y se levantó con las manos arriba, al igual que el resto.

– ¡Sobrevivientes confirmados! – exclamó uno de los soldados, para el resto y a una radio.

Aunque todos lograron escapar no podían sonreir. Junto con la felicidad de salir con vida... llegó la culpa por ser los únicos. Quizás era el vacío que dejaron todos los amigos que murieron, pero sentían como si hubieran dejado la mitad de sus vidas atrás.

Los hicieron entrar a una pequeña sala vacía, de paredes de cemento, y que estaba más helada que afuera. Revisaron que ninguno tuviera una mordida, y que sus signos vitales o sus temperaturas fueran normales. Los hicieron entregar todas sus cosas para asegurarse de que ninguno cargara con nada peligroso o contaminado, y después, pasada la confirmación, se los entregaron a cada uno en una caja con abrigos que podrían ponerse después de terminar las instrucciones. El estómago de Chayoung resonaba hambriento, tenía la piel de gallina por el frío, y estaba muy sucia, por el sudor, la sangre y el barro de todos esos días.

Bajó la mirada para ver sus pertenencias. Su celular con el vidrio destrozado y sin batería, pero que Cheong-san le había asegurado que aún funcionaba. Estaba dado vueltas, y detrás de la funda transparente podía ver un billete, y algunos stickers de gatitos que le había pegado. Una lapicera rota, que habían limpiado por la sangre y la tierra que había adquirido. Una cuchara chiquita (que siempre llevaba por las dudas), y los auriculares inalámbricos en su cajita de carga.

La computadora fue todo un tema aparte. Cuando la vieron, Chayoung les dijo (aunque les tenía un resentimiento enorme, si podía ayudar en algo como lo hicieron la profesora Park, el señor Nam, como quiso hacer la madre de Cheong-san, o todos sus amigos, definitivamente lo haría) que el portátil le pertenecía al profesor Lee, y les entregó la contraseña. Antes de hacer aquello, hizo una pequeña reunión con sus amigos, y a duras penas estuvieron todos de acuerdo, porque realmente ninguno quería darla, pero eso no perjudicaría a nadie más que a la gente como a ellos.

Hey little train! We are all jumping on
The train that goes to the kingdom
We're happy, ma, we're having fun
And the train ain't even left the station