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Los alaridos de agonias aún se oían en el patio de la escuela, incluso cuando la luna menguante ya se encontraba flotando en la cuspide de aquel manto cerúleo que abarcaba todo a su paso hasta perderse en una lejana línea en el horizonte, que al a...

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Los alaridos de agonias aún se oían en el patio de la escuela, incluso cuando la luna menguante ya se encontraba flotando en la cuspide de aquel manto cerúleo que abarcaba todo a su paso hasta perderse en una lejana línea en el horizonte, que al asomarse, Chayoung no era capaz de vislumbrar correctamente. La ventana estaba cubierta por una sábana que Dae-su y Joon-yeong se habían tomado las molestias de colgar, motivado ante el horror que les causaba la idea de que aquellas criaturas, fuesen lo que fuesen una vez que perdían su color, y la vida de sus amigos se escurria con dolor a través de un canto de llantos de todos ellos, cuyos corazones aún palpitaban, y, pase a que estuviera entrando una brisa helada por la ventana, que a Nam-ra la hacía temblaron dormida, sus cuerpos, abrazados por una corriente que traía a rastras un prominente invierno próximo, seguían tibios, luchando, aferrandose a la vida misma, los vieran.

Cada tanto se oía un ronquido; Su-hyeok tenía problemas para respirar con la nariz mientras dormía, pero no podría ser culpado por nadie, después de todo el olor de sus pies desnudos, húmedo y oloroso, debía llegar hasta sus fosas nasales peligrosamente, y como nadie quería que Descal-su fuese a ahogarse, seguramente, si alguien lo oía a media noche, fingiria no haberlo echo jamás. En realidad, nadie mencionaba que Joon-yeong respiraba muy fuerte mientras dormía, ni que Ji-min murmuraba cosas, porque en aquel momento, dentro de sus apretujadas costillas, el corazón de todos allí se aferraba fuertemente al resto; así que daba completamente igual lo que hicieran al dormirse mientras no fuesen gruñidos de zombies.

Chayoung no quería torturarse a si misma, pero no podía evitar asomarse cada tanto por la ventana durante aquella noche, y pispear que todo siguiera en orden, o al menos que el caos que los acompañaba desde que el virus zombie comenzó a propagarse peligrosamente por Hyosan siguiera luciendo igual y no peor. Estaba sentada en el piso de mosaicos blancos, era duro y frío, pero no contaban con tantas opciones frente a sus ojos, y, el echo de estar vivos servía bastante bien como alivio, poco cómico, para retener sus quejas sobre el dolor con el que despertarían al siguiente día. Su espalda estaba completamente reposada sobre la pared de la sala de grabación, que descansaba junto a ellos en sumo silencio, perdiéndose en la eternidad de la noche, también era dura, pero al menos su campera solucionaba completamente el problema del frío que pudiera llegar a transmitirle de no lleverla puesta.

– ¿Quieres dibujar algo? – masculló Wu-jin por lo bajo. Chayoung no estuvo completamente segura, y por su parte, él tampoco, si atribuía su tono casi mudo al temor de que los zombies pudieran oírlos de alguna forma, o porque no quería molestar a sus amigos con sus palabras, y que, nuevamente, debieran conciliar el sueño los que ya lo habían conseguido.

– ¿Qué? – le preguntó, girando su rostro hacia él. Una enorme sonrisa decoró su rostro al mismo tiempo que las palabras salían por sus labios, en una pregunta de lo más franca, porque Chayoung realmente no había sido capaz de comprender su susurro – Ya dime – refunfuñó. Su sonrisa risueña se mantuvo firme en su rostro, y su brazo izquierdo, que antes reposaba sobre sus piernas, dobladas en canastita, se extendió para que su mano alcanzara a golpearle el pecho.

yesterday, estamos muertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora