x. Descal-su y una carta

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Musicalización del capítulo:
Thriller, Michael Jackson

Una corriente de aire frío le recorrió la nuca, y bajo por toda la espina dorsal. Enseguida relacionó la desagradable sensación de sorpresa repentina y abrumadora con aquella escena frente a sus ojos. Chayoung se encamino apresuradamente hasta el marco de la ventana y asomó su cuerpo a través de ella. Fue una horrible tensión emocional, como la que saben causar las cínicas páginas en los libros de un thriller bien redactado, y con los nervios a flor de piel tragó en seco. Sobre ella, colgando en el aire, se encontraba Cheong-san aferrado a la soga con todas sus fuerzas, y abrazado a su espalda estaba Suhyeok, pateando un zombie que se había prendido a la pierna de Cheong-san e intentaba morderlo. Quiso anunciarles a todos los demás lo que estaba viendo, no obstante aquello no fue necesario, porque momentos después Dae-su se encontraba en el mismo lugar que ella.

– ¡Es Dessu! – exclamó Dae-su sorprendido.

El resto se acercó a la ventana y enseguida se asomaron para ver lo que ocurría.

– ¡Cheong-san! – gritó tan preocupado como aliviado Gyeong-su al verlo colgando.

Desde el marco de la ventana todos miraban expectantes lo que ocurría momento a momento, con los dedos entre los labios, arrancándose las uñas a mordiscos tan voraces como los de los zombies. Con unas fuertes patadas que Suhyeok le propinó en el brazo a la chica zombie finalmente logró despegar su agarre. En un movimiento brusco y rápido todos retrocedieron un paso, escondiendo la cabeza nuevamente en la seguridad del salón, y a penas vieron el cuerpo de la zombie pasar frente a ellos y oír el estruendo de su cuerpo contra el piso volvieron a asomarse.

– Es Dessu. ¡Dessu! – repetió Dae-su asombrado.

– ¿Estás bien? – preguntó Gyeong-su lo suficientemente alto como para que el chico lo oyera, sin embargo no contestó, quizás porque estaba más concentrado en no caer.

– ¡Bajen! ¡bajen! – les gritó Chayoung.

Después de un minuto colgando finalmente comenzaron a bajar por la manguera, que anunciaba con romperse pronto si no lo hacían. Gyeong-su los esperaba frente a la ventana, con un pie sobre una mesa y otro sobre el marco, al igual que Chayoung, quien permaneció mirando ansiosamente a través de la ventana. Cuando los pies de Suhyeok aparecieron frente al vidrio, la profesora Park avanzó y frenó junto a la ventana, esperando a la llegada de sus estudiantes. Al momento que ambos estuvieron con los pies sobre el marco de la ventana, Chayoung se apresuró a sujetar a Cheong-san del antebrazo, por si se le ocurría realizar otra de sus piruetas, o si por algún descuido tropezaba y caía. Gyeong-su guió hasta adentro de la sala a Suhyeok, quien se sujetaba de cada cosa que podía para no caer y On-jo lo ayudó a estabilizarse.

– ¿Dónde estabas, Descal-su? – le preguntó Chayoung mirándolo de reojo mientras ayudaban a Cheong-san a ingresar al salón.

– En la sala de arte.

– ¿Una buena clase? – preguntó Chayoung.

– Ni te imaginas. ¡Espero que no hayan tomado asistencia sin mi! – exclamó.

– ¡Animal! – exclamó Joon-yeong – ¿Cómo se te ocurre venir por la ventana?

– Pff, linda camisa – se rió Suhyeok, señalando las manchas de sangre –. ¿Cómo han estado, amigos?

– ¿Qué pasa? Parece que no le tiene miedo a nada – comentó Wu-jin.

– Cierren – exigió Na-yeon, sin embargo, nadie tomó su palabra.

Cheong-san, aún apoyado por fuera de la ventana, entró de un salto al salón, y la profesora Park finalmente pudo respirar tranquila.

– Que bueno que estén bien – dijo Chayoung, y soltó un suspiro cargado de la ansiedad y terror que había sentido al verlos sostenidos en el aire.

yesterday, estamos muertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora