xix. ¡La azotea!

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Musicalización del capítulo:
Hierba mala nunca muere

La sensación de alivio no les duró mucho. Al darse cuenta de que Nam-ra y Suhyeok se habían levantado de sus sillas y ahora estaban viendo una de las cortinas rojas con extraña efusividad se voltearon a verlos, y de a poco se fueron levantando. Chayoung fue la primera en dejar su silla y caminar hasta ellos para ver que ocurría.

– ¿Y si se está convirtiendo? – les preguntó Hyo-riuk en un murmullo temeroso.

– Creí que los mediombies no se convertían – susurró Dae-su en el oído de Hyo-riuk.

– ¡Me asustaste! – lo interrumpió Hyo-riuk, y del susto le dió una cachetada.

– Perdón – murmuró Dae-su, alejándose de ella y acariciándose el cachete colorado.

– Nam-ra no se va a convertir – le aseguró Chayoung, sin contemplar alguna posible duda –. Ya no. Pasó mucho tiempo.

– Lo oigo – dijo Nam-ra.

– ¿Qué? – preguntó Suhyeok.

Todos hicieron una pausa, esperando una respuesta. Nada. Nam-ra y Chayoung se miraron. Chayoung expectante, y Nam-ra con una terrible confusión.

– ¿Qué oyes? – le preguntó On-jo, invadida de curiosidad.

– Alguien está vomitando – murmuró Nam-ra, y clavó su mirada sobre sus zapatillas.

– ¿Los zombies pueden vomitar? – meditó Chayoung, dudando de eso.

– Se detuvo – les informó Nam-ra.

– ¿Qué cosa? – interrogó Suhyeok.

– El vómito.

– Basta. Me estás asustando – balbuceó Hyo-riuk.

– ¿No lo oyen? – preguntó Nam-ra.

– ¿De qué hablas? – respondió Hyo-riuk, sin embargo Nam-ra no contestó, y detuvo su mirada sobre ella – ¿Qué? ¿Qué pasa?

– ¿Tienes miedo? – indagó Nam-ra.

– Basta – pidió Hyo-riuk, tensa.

– Es que eres la que respira más fuerte – expuso Nam-ra.

– ¿Oyen algo? – les preguntó On-jo.

– Solo oigo al zombie – aseguró Dae-su, volteando a ver al piano tumbado, que cada tanto volvía a sonar.

– Yo tampoco oigo nada – dijo Chayoung.

Nam-ra detuvo su atenta mirada sobre ella. Escuchó el ritmo con el que su corazón marcaba el paso a una dulce melodía dentro suyo, y su respiración, desenfrenada, solo mostraba su angustia por seguir encerrada en otro salón rodeado de zombies. Le alivió pensar que Chayoung no le temía.

– ¿Qué? – preguntó Wu-jin cuando sintió que la mirada de Nam-ra ahora estaba sobre él.

– Vámonos de aquí. Este sitio es raro – dijo Nam-ra, con un tono lúgubre y fuera de si.

– No podemos irnos, hay demasiados zombies – le dijo Cheong-san.

– Debimos subir a la azotea cuando sonó la música, maldición – dijo Dae-su, y tomó asiento.

– Música... – murmuró On-jo – ¡Eso es! Tenemos música.

– ¿Dónde está la música? – le preguntó Dae-su.

Todas las miradas se dirigieron hasta On-jo. Con los brazos moviéndose de un lado a otro con agitación, y los ojos brillantes y esperanzados comenzó a explicarles su plan:

yesterday, estamos muertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora