Capitulo 12

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Después de aquélla hermosa declaración de amor, dónde los únicos testigos fueron ellos mismos y la luna que los observaba desde lo más alto del cielo estrellado

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Después de aquélla hermosa declaración de amor, dónde los únicos testigos fueron ellos mismos y la luna que los observaba desde lo más alto del cielo estrellado. Kyojuro y Akaza se alejaron a un lugar más tranquilo, para poder estar libre de todo lo que los agobiaba, especialmente al departamento del pelirosa, dónde seguramente tendrían una buena plática y un momento único ahora que eran pareja.

Al llegar, Akaza tomó la mano del rubio mientras le dedicaba una sonrisa libre de imperfectos; era una sonrisa tan inocente y tan pura que Kyojuro no pudo evitar el correr hasta los fuertes brazos que su actual novio. Él único que siempre estuvo para él desde que tenía uso de razón, Akaza de alguna u otra manera siempre procuro su bienestar.

Poco tiempo pasó cuándo ambas presencias ya se encontraban dentro de ese departamento insonoro, besándose mutuamente mientras tropezaban con todos los obstáculos que tenían en su camino hasta la habitación del pelirosa. Con cada paso que daban; Akaza se encargaba de pasear sus toscas manos por toda la figura masculina de su querido, mientras su lengua se encargaba de disfrutar del sabor de la boca de Kyojuro, teniendo una lucha por ver quién tenía el control de la situación.

Por otra parte Kyojuro estaba comenzando a sentirse con mucho calor, y llegó al grado de que su rostro se tiñera de un intenso color carmesí, dando a entender que era totalmente indefenso ante las provocaciones del pelirosa, quién al mirarlo solo se limitó a besar cada rincón de la bella cara del rubio. Cuándo llegaron a la habitación y posteriormente a la cama dónde dormía Akaza; esté acostó suavemente el cuerpo de su querido en ella, a la par que el comenzaba a desnudarse frente a los ojos brillantes de Kyo, dejándole ver su torso perfectamente trabajado.

Akaza: Eres hermoso~...

Kyojuro: Te amo.

Fue lo único que alcanzaron a decir antes de volver a unir sus labios en un beso voraz. En un abrir y cerrar de ojos, el de melana rubia ya estaba sentado en la entrepierna del pelirosa, mientras las manos de este mismo se posaban en su cadera.

Akaza: Si no te sientes cómodo puedes decirme ¿Muy bien? No quiero hacer algo que no quieras.

Kyojuro: Lo quiero, quiero esto contigo y se qué jamás me harías daño. Y no es justo que seas el único que este desnudo.

Los ojos dorados del joven de cabellos rosados se abrieron tan grandes como un plato hondo, cuándo Kyojuro comenzó a retirar todo el ropaje que limitaba el libino de la mirada de Akaza hacía el cuerpo exquisito del rubio. Tanto él, como su entrepierna sintieron esa emoción al ver tan libremente toda la figura de la persona que tenía consigo.

Akaza: Maldición, quiero ser suave pero tu juegas muy sucio.

Kyojuro: Nadie te pidió que fueras suave, pero apreció mucho tu preocupación.

Citó después de pasear sus manos por todo su cuerpo; tocando sus muslos, piernas, abdomen, cuello, tórax, pecho y finalmente sus regordetes glúteos. Todo eso debaja sin habla al muchacho que siempre tenía una estupidez que decir, solo estaba ahí; observando y deleitando su mirada con la deliciosa comida que pronto degustaria. De inmediato su boca fue hasta el suave pezón de Kyojuro, con el cuál se mantuvo callado; explorando cada curva, cada músculo, cada lugar dónde veía una reacción espectacular, hasta que finalmente su mano imprudentemente llegó a la erección sobresaliente de Rengoku, con la cuál se disparó la excelente experiencia que tenía Akaza.

Lentamente la palma del joven tocó el glande del pene de Kyojuro, antes de bajar por todo el falo del muchacho y comenzar estimular frecuentemente ese sitio, mientras con la mano libre se dispuso a tocar la entrada suave de la persona que no paraba de mover su cadera en busca de más placer.

Kyojuro: Nhg...!!

Akaza:...~

De la nada el dedo de Akaza comenzó a invadir el interior sumamente estrecho del jovencito que soltó un suspiro de placer, seguramente le encantaba todo lo que su pareja le otorgaba. Sin titubear, comenzó a mover en círculos el dedo que trataba de expandir las paredes de Kyojuro, a la par que su lengua se encargaba de disfrutar del sabor de sus pezones y su mano izquierda de darle mucho más placer.

Kyojuro: ¡E-Espera! ¡M-Me voy a venir!

La advertencia que Rengoku gritó al aire fue completamente ignorada, hasta que finalmente liberó todo su esperma en el abdomen y mano de Akaza, quién detuvo todo lo que hacía para poder probar el líquido seminal que contenía su mano.

Akaza: ¿Estuvo bueno?

Kyojuro: Está vez no quiero tu dedo~.... Quiero esto.

Explicó entre suspiros, tomando entre sus manos la virilidad de Akaza, para después rosar la punta contra su entrada perfectamente lubricada por la anterior preparación en ese sitio. Akaza apretó fuertemente la mandíbula, mordió su labio inferior, pues Kyojuro solo se encargó de alimentar el deseó que dormía en su interior.

Las manos del chico se encargaron de posicionar su miembro directamente en el agujero de la otra persona, antes de entrar poco a poco en ella, podía estar excitado pero era más importante el saber qué Kyojuro no sentía dolor alguno. Más fue su sorpresa cuándo la cadera del rubio cayó fuertemente, provocando qué el pene de Akaza entrara de golpe en él, llegando hasta lo más profundo.

Akaza: Uhg ¡¿Estás bien?!

Kyojuro: Estás tocando lo más profundo de mi ser... Mira como te recibí~

Akaza: Jaja, maldición Kyojuro, eres tan caliente que no puedo controlar las ganas que tengo de llenarte.

Sin más, la cadera del joven comenzó a moverse fuertemente, golpeando una y otra vez el punto dulce del rubio. El estar dentro de la persona que amaba y compartir un momento de intimidad tan especial, llenaban de felicidad a Akaza quién atrajo el cuerpo de Kyojuro en abrazo amoroso, intercambiando muchos besos.

Akaza: Te amo tanto, muchas gracias por permitirme estar contigo de esta manera

Como si se tratará de magia, los ojos de Akaza comenzaron a llover, mojando sus pómulos.

Kyojuro: Gracias a ti por siempre permanecer a mi lado, y cumplir tu promesa... No llores por qué lloraré yo igual.

Akaza: Está vez ni la muerte nos separará.

Akaza: Está vez ni la muerte nos separará

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Owww, lloré con este capítulo.

Será solo el principio de lo que April está por hacer.
¡Buena noche queridos lectores!

Se quién eres. // Akaren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora