En este momento comprendo absolutamente todo...
Un nuevo comienzo, una nueva oportunidad para cumplir lo que el destino les arrebató en su antigua vida. Akaza y Kyojuro son dos grandes amigos que tienen sentimientos hacia el otro. Ambos se quieren...
Por favor no leas este capítulo si eres sensible a estos temas, ya qué no me haré cargo de algún disgusto que puedas tener.
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¿¡DÓNDE ESTÁN!? ¡¿En dónde mierda se metieron!? Iba a matarlos, sin duda los mataría de una manera grotesca.
Era pasada la media noche, April estaba sentada en una de las sillas que adornaban el ya ahora vacío gimnasio de la escuela, dónde antes las cabezas de los estudiantes recién graduados se movían fervientemente en la pista de baile improvisada con un par de luces y demás utilería. Los ojos tétricos de la joven apenas parpadeaban ¿Que iba a hacer ahora? Era la primera vez en la qué alguien la tenía contra la pared, ese maldito sujeto extraño la había metido en un problema, ya qué si mataba a Mitsuri, seguramente él se encargaría de hacerle lo mismo.
De la nada, una risa desquiciada comenzó a ser emanada de parte de April, inundando cada rincón del gimnasio desierto.
April: ¿¡JAJAJAJAJA!? ¿EN SERIO ESTOY PREOCUPADA POR ESE TIPO? ¿YO? Ese mocoso sabrá de lo que soy capaz. Quería dejarla viva, pero ahora por su imprudencia su amada Mitsuri morirá de la peor manera posible, de hecho tengo una cosa más importante que hacer.
La fémina tapó su boca con el dorso de su mano, con la intención de cubrir el bostezó que pronto salió de ahí, mientras que con la mano libre se encargó de sacar su teléfono móvil con el cuál comenzó a llamarle a alguien.
April: Douma, mi querido y amado Douma. ¿Puedes venir por mí? El baile ya acabó y no encuentro a Kyo.
Douma: Señorita April. Por supuesto que sí, permítame 10 minutos y estaré ahí.
Después de ordenar aquello, April sonrió difícilmente para después levantarse y sacudir su elegante vestido, encaminando sus pasos hasta la salida de la institución que ya se encontraba cerrada y en un silencio infernal. La chica tambaleaba, ya qué su organismo estaba reaccionando a todo el alcohol que ingirió en un chance de olvidar el pánico que la tomó de rehén al ser amenazada por el tipejo ese. Justo cuando las piernas débiles de April no podían mantenerse firmes, una persona la tomó entre sus brazos para que no cayera directo al frío suelo.
April: No me toques pedazo de mierda. Aléjate, yo puedo sol...!!
¿Era verdad? ¿Lo que sus inexpresivos ojos veían era verdad? No, no podía serlo por qué él, esa persona que hace un instante la tomó; estaba muerta, ella misma se encargó de terminar con su existencia en ese momento.
April se quedó atónita, sus manos, piernas y cada músculo de su cuerpo, temblaba cuál gelatina. Ahí estaba parado frente a ella la figura masculina destrozada de su antíguo querido; aquél qué mató por un arranqué de celos, el único que la amó tanto como para hacerla caer en una psicopatía inmensa...en una obsesión por preservar su amor.
