De lo que en un tiempo fueron amaneceres lejanos, aquel esplendor de fortaleza, donde se elevaba el tiempo en el momento de la grandeza del recorrido de una época que brillaba y hacían que la fuerza del viento cuando venia en contra, quedase éste seccionado en dos, como si lo cortase un cuchillo, para que el daño en su consecuencia fuese menor y cuando venia a favor, la misma fuerza elevaba a las alturas para estirar la mano y meterse las estrellas en el bolsillo.
El tiempo pasado hizo su recorrido y en su azote constante, quedó la huella en la cara con sus arrugas en forma de surco, y el pelo, con el brillo de las ideas, se fue labrando en sus ondulados cauces, quedando las batallas en su recorrido a lo largo de extensas vivencias por inmensos espacios de grandes como océanos, se convirtieron en espuma blanca en la belleza de las canas y en su andar lento, se percibe la carga de infinitos avatares, que acuestas lleva uno a uno, con las manos que al observar, son el encuentro del regalo que solo con el lento movimiento aguarda lo que ahora no podemos obtener y ellos llevan y con el oír de sus silencios, me truenan los oídos de tanta sabiduría semejante, conseguida en acto de cualquier suspiro,
Son fuente de inspiración, donde se encuentran sus permanencias, por dónde transcurren el residuo de sus pasos, son la inmensa luz de aquellos amaneceres, ilustrados en su presencia iluminándonos para siempre.
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La Línea Paralela
RandomRelatos de Reflexión - Escritos de Amor - Felicidad y Sentimientos