Estaba sentado a la orilla del río y había un castor trajinando poniendo ramas en el caudal, ¡Muy mañoso!, Iba colocando muy bien ordenadas las ramas, que con paciencia haciendo sus inclusiones fijaba, ponía, anteponía, añadía y comprimia con hojas, en un sin parar de viajes de idas en búsqueda de los materiales y venidas con su morro ocupado de su bien conseguido material, con su pensamiento situado en el lugar que correspondía poner lo que su hociquito transportaba.
Mi estancia en ese lugar era muy plácida, estaba sentado, de vez en cuando tumbado, haciendo pequeños paseos, disfrutando del paisaje del caudal, con todo el arbolado y el suelo lleno de hierbas, pájaros cantando y mi estancia tranquila, observando como connotación destacada la imparable e incansable tarea del castor.
Al cabo de un buen rato, en mi descanso de una siestecita, sobresaltado, me empapé de lleno.
Por lo visto, la ordenada labor del castor, había traído unas importantes consecuencias, el río había cambiado su curso y ahora éste había tomado otro rumbo.
A lo largo de la vida de las personas ocurren situaciones similares, en ocasiones somos causa o nos encontramos con circunstancias que siendo apacibles laboriosas y minuciosas, pueden ser motivos de imprevistos; lo apacible en una buena acción, puede arrastrar a situaciones de emergencia, encharcándo la estabilidad.
Por ello cuando la situación se puede controlar, hay que ser conscientes de sus consecuencias, porque lo importante no es la transformación de la causa, sino sus consecuencias.
Ver "Pablo Abraira - "Gavilán o Paloma" - (HD) (HQ)" en Youtube
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La Línea Paralela
RandomRelatos de Reflexión - Escritos de Amor - Felicidad y Sentimientos