XLIII

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EL VAIVÉN DE LA EXISTENCIA


Existen infinitas percepciones, cada una diversa en su esencia:

la pasión incendiaria y la amistad serena;

la risa que ensordece y el llanto que apacigua,

la paz que envuelve y la ira que consume,

la alabanza y la humillación.

Experiencias que se entrelazan

en el mismo espacio, en la misma vida.


Vivir es transitar entre los contrastes,

reconociendo que ningún deseo existe sin su sombra,

ni el amor sin el eco de la indiferencia,

en la inmensidad del tiempo.


Cada día es un nuevo rostro,

no definido por lo que observamos,

sino por las capas inagotables de lo que sentimos.


Ahora, en esta quietud, comprendo que todo

sigue un ciclo interminable,

un vaivén de existencia y olvido,

donde un día somos vida, y al siguiente, ausencia.


Y, sin embargo,

todo retorna y todo vuelve a desvanecerse.

No me perturba el flujo incesante del destino,

pues cuando lo tenga, lo abrazaré;

y cuando se me escape, esperaré con fe el reencuentro.

Luz de ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora