XLV

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REFLEJOS DE UN PASADO DISTANTE

Es la misma ciudad, sus calles, nombres y rostros,

todo permanece.

¿Por qué entonces parece todo tan diferente?

Los colores, las formas, los puentes y las aceras,

¿por qué lo que un día me atrapó, hoy me deja indiferente?


Las noches solían vestirse con un manto de encantamiento,

repletas de la esperanza de tu presencia.

Las aceras aún guardan nuestras huellas;

las estrellas, nuestros encuentros, copas y sueños fugaces.


Nuestra silueta, aunque desvanecida,

pervive en las paredes, marcas que se desvanecen

en el crepúsculo, tan cercano en los recuerdos,

tan ausente en la realidad.


Todo sigue en su lugar, como antes,

todo conserva su esencia de antaño.

Todo, menos yo,

y por eso todo es diferente.

No porque el universo haya cambiado,

sino porque ahora veo lo que siempre ha sido.


La belleza que revestía esos días

era obra de mi ignorancia,

pero ahora, esclarecido, me distancio,

pues el antes que tanto amé

es solo un eco de un intercambio que ha perdido su resonancia.

Luz de ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora