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EL TIEMPO EN REVERSO

Avanzamos con el tiempo a cuestas,

no como quien busca el amanecer,

sino al reverso, como sombras al anochecer,

atestiguando el último resplandor del ocaso.


Contemplamos lo que se desvanece en la penumbra,

no hacia el nuevo día,

sino presenciando siempre nuestro ayer.


La corazonada helada y repentina

no es la señal de nuestras ausencias,

sino la imagen de lo que se disuelve en el viento,

el presagio de lo que nunca retornará.


Sumidos en la memoria,

cada sucesión de luces y sombras

nos distancia de lo que alguna vez abrazamos.


Trazamos nuestros pasos en un cristal infinito,

avanzando de espaldas hacia un mañana retrospectivo,

donde cada parpadeo se retiene en la vastedad,

regresando siempre a un antes que es nuevo y,

sin embargo, pronto tan antiguo.

Luz de ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora