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EL ENGAÑO DEL TIEMPO

Pensamos tener el tiempo en nuestras manos,

cuando en realidad es el tiempo el que nos tiene en las suyas.

Dejamos que ciertos momentos se extiendan más de lo necesario.

Con desdén postergamos, rechazamos y apresuramos los eventos,

hasta que entendemos que el tiempo nunca fue nuestro,

y entonces lo perdemos: cada día no es uno más, sino uno menos.


Aplazamos, posponemos, entregamos al tiempo nuestras cargas,

el peso de nuestros días, ignorando que su curso no remedia nada,

solo arrastra en su corriente lo que ya está roto. 

Luz de ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora