XXXVII

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EL AMOR QUE SOBREVIVE AL DOLOR

El amor, en su interminable despliegue, nunca se extingue.

No se disuelve en el abismo, ni se desvanece en la penumbra;

pues el ser, inmortal en su esencia, no se agota en sí mismo.


Es la llama que nos negamos a apagar,

el vestigio que rehusamos soltar,

la esperanza que ilumina nuestra tormenta,

a pesar del dolor, la injusticia y la espera,

elegimos amar.


El amor no conoce término;

solo erigimos muros alrededor de su fuego,

forjamos nuevas ilusiones, mundos paralelos

donde nuestras almas se extravían y no se encuentran.

Pese a todo, el amor persiste, aunque el deseo de vivirlo se desvanece.


La envidia, la jactancia, lo indebido y el rencor,

hacen florecer un amor que nace hacia uno mismo,

forzándonos a cortar lazos,

alejándonos del recuerdo, condenándonos a olvidar.

Luz de ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora