LIII

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A LOS PIES DE LA CRUZ

Hambriento de compañía,

sediento de soledad,

harto de mentiras,

anhelo de sinceridad.


Soy un errante en busca de refugio,

de un corazón que contenga

lo que ni yo mismo puedo albergar.


Deseo un par de oídos que retengan mis palabras sin herir,

pies que no se aparten,

ojos que no se desangren,

labios que susurren perdón.


Busco deshacerme del secreto sin ser deshecho,

un instante de derrota sin la perpetua mirada de la caridad.

Soltar mis reflejos sin caer en la brutalidad,

busco un corazón que escuche, uno más firme que el mío,

donde pueda derramar mi verdad.

¿Pero, dónde sino a los pies del madero?

Luz de ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora