VIII

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ECO DEL AMANECER

La voz de la verdad resuena en mi pecho,

desnuda mi ignorancia con su luz ineludible.

Mis deseos, liberados de las sombras,

permanecen en la claridad,

donde mi voluntad se fortalece con la conciencia de las pérdidas.

La verdad arderá en mi alma,

aunque las cenizas murmuren de agonía.

Me consolará cuando el desengaño

arrastre las sombras y me aparte de los sueños.

Me nutrirá de osadía

cuando la noche prolongue su reinado de desvelos.

El mañana no es demasiado tarde,

si transformo los ayeres en descubrimientos.

Dejaré de ser prisionero del pasado

cuando confíe en el fulgor del amanecer.

Luz de ocasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora