XXI

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Mientras tanto en la comisaría.

La pierna de Triana no paraba de moverse de arriba abajo con nerviosismo y desesperación. La habían llamado a declarar, pero no tenía ni la más remota idea del porqué. Ella no había hecho nada malo, o al menos no que ella recordara.

Ella retorcía sus dedos mientras contemplaba a través de la ventana de la oficina cómo el sheriff y los oficiales Andrew y Sandra conversaban con un misterio ridículo.

Mientras tanto, los oficiales se debatían en quién debía interrogarla, pues no se trataba de una simple testigo. Triana Reiner era sospechosa de asesinato.

Las pruebas no eran concretas, pero ella era una pista que la policía ansió encontrar y, ahora que la tenían, no la dejarían ir fácilmente.

Triana era hermana de la segunda víctima de asesinato, Shawn Reiner, el chico que fue hallado lleno de cortes flotando en la piscina de su casa. Se presumía que la causa de su muerte fue una hemorragia, pero luego se concluyó que no fue así. El chico fue envenenado. Era muy sabido que el veneno era un método femenino y, además, ella era su hermana, tenía pleno acceso a las comidas de la víctima y, en cualquier momento, podría haberlo asesinado, aunque los cortes seguían siendo un misterio a descifrar. Además, después de investigar con los vecinos se descubrió que la familia Reiner no era tan perfecta como se deseaba aparentar. Ellos no se llevaban bien. Los vecinos afirmaban haber escuchado terribles discusiones e incluso objetos romperse, por lo que se sabía que la violencia reinaba en aquel lugar, motivo por el cual las razones para cometer un asesinato también podrían estar presentes. Unido a todo ello, la señorita Triana Reiner tenía fama de revoltosa, una chica malota y violenta en su escuela. Los profesores y estudiantes afirmaban que había discutido e incluso agredido a otros estudiantes.

Definitivamente, Triana Reiner no era un blanca paloma. El único testimonio positivo fue dado por Victoria Ryder, su mejor amiga, pero temían que esa amistad conllevara a que mintiera por protegerla.

Por otra parte, a pesar de tener cierta fama de violenta, era un chica extraordinariamente inteligente, lo cual llevaba a pensar que podría ser una gran estratega. Sus calificaciones eran brillantes, pero despuntaba en una asignatura en particular: Química.

Otro detalle importante fue el hecho de que en la habitación del hostal en la que se alojaba el fallecido detective Sebastián Luddington fueron halladas algunas señales de forcejeo y, lo más importante, fotos y documentos de sus investigaciones, entre dichas fotos habían imágenes de Triana Reiner.

Para finalizar, en el cadáver del detective fueron halladas ciertas sustancias que lo conllevaron a la muerte: tiopental sódico, bromuro de pancuronio y cloruro de potasio. Dichas sustancias son utilizadas para administrar lo que se conoce como inyección letal.

Finalmente, los oficiales se decantaron por que la oficial Sandra la interrogara, ya que ambas eran mujeres y tal vez fuera más fácil sacarle información.

Cuando Triana la vio entrar sintió cierto alivio, ya que la agonía de esperar había concluido.

—Buenos días, Triana —emitió la oficial.

—¿Por qué me citaron a declarar? Ya declaré cuando mi hermano murió, no tengo más nada que decir —dijo atropelladamente la chica de una forma casi descortés.

—Tu hermano fue asesinado —replicó la altiva oficial, tomando asiento frente a la joven.

—No necesito que me lo recuerden. Mi madre y yo aún estamos de luto, es por eso que no quiero que nos perturben citándonos a declarar innecesariamente. Lo único que necesito es que dejen de perder el tiempo y encuentren al asesino de mi hermano.

Relación Mortal |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora