XII

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Mi abuela me había contado que los padres de Nick y Luke harían un corto viaje los próximos días y que regresarían a tiempo para nuestra cena. Debía aprovechar ese breve período de ausencia para cumplir con mi objetivo de una vez.

Me encontraba en la cafetería a la que habitualmente iba esperando a las chicas, a Ian y a Tyler.

Estaba entretenida observando a través del cristal junto a mí mientras los asesinaba mentalmente.

¿Por qué rayos se habrían retrasado tanto?

Ellos no solían llegar tarde.

Tal vez les pasó algo.

Estaba a punto de llamar a Crystal para asegurarme de que todo estaba bien y de que venían en camino cuando de repente:

—¿Marina?

Alcé la vista para saber quién era. Cuando lo vi me puse en pie y una sonrisa se dibujó en mi rostro automáticamente.

—Jace... —mencioné su nombre, feliz de verlo después de tanto tiempo. Lo abracé dándole un sonoro beso en la mejilla.

Jace era un… amigo…

Nos conocimos hace mucho tiempo. Cuando tenía unos 14 o 15 años nos besamos en una que otra ocasión, pero nunca llegamos a follar porque las circunstancias nunca lo permitieron. Viéndolo ahora me arrepiento tanto de que no haya pasado. Jace es alto, negro, rapado, fuerte, un año mayor que yo y muy, muy atractivo. Tiene unos labios que me dan ganas de morder en este preciso instante.

—Hacía tanto que no nos veíamos —interrumpió mis pensamientos—. Escuché que habías regresado al pueblo, pero no tuvimos la oportunidad de coincidir. Wow —me observó de arriba abajo—, estás hermosa.

—Gracias. Siéntate.

—Y, ¿qué haces aquí tú sola? —preguntó al tomar asiento frente a mí.

—Estaba esperando a mis amigos. ¿Y tú? ¿Esperas a alguien —arqueé una ceja— en particular…?

—Pues… —se rascó la nuca— sí. 

—Así que tienes novia —canturreé—. Quién lo diría —agregué de forma sugerente.

—Pues sí —sonaba un poco avergonzado—. Qué loco, ¿no? Nunca pensé que tendría novia.

Creo que nadie lo pensó. Jace era el típico chico malo que se metía con todos y se follaba a una diferente cada día. Me parece increíble que haya desarrollado algún sentimiento fuerte por alguien.

—Y… ¿no extrañas un poco… tu libertad?

Me miró, ceñudo.

—¿Qué? —preguntó, manifestando la duda que ya su entrecejo hundido reflejaba.

—Ya sabes… Una hoy, otra mañana —dije un poco en broma, pero él comprendió a la perfección a lo que me refería.

Se lo pensó un segundo.

—Pues no —respondió finalmente, encogiéndose de hombros.

Me deslicé por el asiento hasta quedar a su lado.

—¿Seguro? —pregunté muy cerca de él, colocando mi codo en la mesa y mi mano en mi mentón mientras arqueaba una ceja, poniendo en duda se palabra.

—Pues… —tragó saliva visiblemente, nervioso— Emma es… genial —hizo un intento de réplica no muy convincente, alejándose un poco.

Así que la chica se llama Emma.

—No lo pongo en duda. Estoy convencida de que la chica que haya logrado atraparte debe ser cuanto mínimo "genial", pero… —me deslicé hasta quedar a su lado otra vez— a veces necesitamos algo más que "genialidad" —le dije en un tono burlesco, pero a la vez seductor mientras mi mano viajaba hasta su pierna y comenzaba a subir hasta llegar a esa parte de él que me arrepiento de no haber disfrutado en su momento. Y, créanme, Emma es digna de envidiar…

Relación Mortal |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora