Marina Brewster.
Llevaba toda la mañana sentada frente a la televisión junto a mi abuelo a la espera de alguna noticia sobre la muerte de Jace y hasta ahora, nada.
Estaba al borde de la desesperación debido a la agonía y a la incertidumbre y lo peor era que debía disimular frente a mis abuelos, ya que se suponía que yo estaba ajena a los casos policiales al igual que el resto del pueblo.
Quería salir de allí y correr hacia la comisaría a preguntar si habían logrado encontrar el cadáver de Jace, puesto que ese bosque era enorme, pero no podía hacer eso.
De repente, una idea cruzó por mi cabeza: Ian. Tal vez él sabía algo. Tomé mi celular y fingí que alguien me llamaba frente a mis abuelos.
—Hola, Ian —dije, llamando la atención del señor y la señora Brewster—. ¿A almorzar en tu casa? Claro, allí estaré.
Luego de despedirme de mis abuelos, me dirigí a la casa de mi mejor amigo. Al llegar, toqué el timbre, pero nadie abría.
Genial.
Tenía que haber llamado de verdad para asegurarme de que hubiera alguien en casa.
Cuando estaba a punto de resignarme a mi miserable suerte alguien abrió la puerta a mis espaldas, lo cual provocó que me girara para que mis pupilas se llenaran con la imagen de un chico alto de cabello oscuro y despeinado y unos lentes ligeramente caídos: Zach.
—Ah, Marina —articuló con desgana mientras sujetaba el picaporte.
—Hola, Zach —saludé alegremente.
—Pasa —emitió sin expresión alguna, dándome la espalda para dirigirse al sofá a ver su programa de televisión—. Cierra la puerta —dijo en su trayecto.
Hice lo que me pidió, mirando discretamente su espalda desnuda y tonificada.
Dios mío.
El pequeño Zach ya no era tan pequeño.
El menor de los Hyde iba con unos jeans rasgados, descalzo y sin camisa, luciendo su musculatura, que aunque no era exagerada, le daba un aire varonil y sexy. Zach al igual que su hermano mayor era sumamente alto, lo cual solo reafirmaba mi idea de lo apetecible que se había vuelto en mi ausencia.
—¿Te vas a quedar en la puerta? —preguntó, subiendo un pie en el sofá mientras apoyaba el codo en su rodilla.
—En realidad, vine a ver a Ian —expliqué con las manos en la espalda mientras caminaba lentamente en su dirección.
—No está —dijo sin prestarme atención.
—¿No está? —repetí—. ¿Tardará mucho? Me urge hablar con él.
—No lo sé. No controlo los horarios de mi hermano —replicó, aún con la mirada fija en la televisión.
Se ha vuelto un impertinente este chico... y eso solo lo hace aun más sexy...
—¿Y tu abuelo? —indagué con la esperanza de que mi viaje no hubiera sido en vano.
—Trabajando. Hay un asesino suelto por si no te habías enterado —escupió.
—¿Y tu madre?
—Creo que fue a llevarle algo de comer a mi abuelo. Su madrugada fue complicada.
—Hasta que al fin me das una respuesta decente —repliqué, tomando asiento a su lado.
—¿Viniste a mi casa a hacer un interrogatorio? Sinceramente, qué flojera —terció, desparramándose en el sofá y con la mirada en el maldito programa de los cojones que ya me tenía harta.
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Relación Mortal |+18|
Mystery / ThrillerMarina Brewster, descrita en pocas palabras, es lujuriosa, sensual, peligrosa y depredadora. Morfem era un lugar pacífico hasta que ella decidió regresar a sembrar el caos... Muchos sufrirán y la causa será solo una: ella, porque detrás de la tran...