Capítulo 1

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Pov's Nathaly

"Hay personas que cuyo enemigos son ellos mismo"
Charles Dickens.

El tiempo pasa Y las heridas sanan, Pero no es el tiempo el que sana, es lo que haces para sanar en ese tiempo, por qué el tiempo puede pasar, pero si no hacemos nada para sanar seguiremos sufriendo así pasen cien años, El tiempo ha pasado en mi vida, Han pasado tres años exactamente desde que me fui de New York, Tres años donde decidí sanar mis heridas, mis inseguridades y los pensamientos negativos que tenía hacia mi misma, tres años donde todo dio un giro inesperado, tres años donde no se nada de él, de Cristián Black y es por que así lo quise, no quise escuchar lo que tenía que decir hace tres años cuando me fui de su apartamento, no quería escuchar cuando aceptará que si me había sido infiel, pero debo de estar loca cuando quise que en las dos semanas que estuve en mi departamento me fuera a buscar, debo de estar loca cuando quiero que aparezca nuevamente en mi vida diciendo me que me ama.

Ahora estoy aquí, frente el espejo de mi habitación aquí en la mansión Petrova, viéndome como tres años han pasado por mi cuerpo, Donde ya no se ven las marcas de aquello que pase, dónde mi pierna izquierda funciona a la perfección, donde los golpes en mi cuerpo han desaparecido sin dejar huellas, paso mi mano por la herida en mi costado, aquella que dejó Carlos... En algún momento pensé cubrirla con un tatuaje como la anterior para así no recordar, pero cambie de opinión y decidí dejarla ahí para recordar cada cosa que pasó esa noche, aquella noche donde perdí mucho, aquella noche que es el suceso de todo lo que pasó después, donde Conocí una parte que ya no sé si fue sincera en Cristián, sucesos de aquellos donde fui genuinamente feliz con aquel hombre que me ayudó a sanar así sea engañando me, Pero lo mejor que hizo Cristián por mi, fue devolverme el ángel que Carlos arrebato de mi.

Llevo mi mano a mi vientre bajo, ahí donde está la cicatriz más hermosa que jamás vi, aquella cicatriz que me hace feliz, jamás me había sentido tan mujer, tan empoderada, tan guerrera, tan plenamente conforme de mi cuerpo hasta que el doctor, saco por ahí al amor de mi vida, ha, Ángel Petrov.

Volteo a la cama y ahí veo dormir a mi pequeño ángel, el que terminó de ayudar sanar mis heridas, el que me ayudó a sentirme mejor conmigo misma, el mi ángel de Dos años.

Cada vez que veo a Ángel no puedo evitar sentirme feliz, plena, pero también me siento mal, me siento como si fuera la villana de todo lo que pasamos Cristián y yo, Es que ver a Ángel es verlo a el, sus largas pestañas, sus cejas pobladas, su piel blanca y sus lindos y grandes ojos esmeraldas, Cuando supe que estaba embarazada me sentí la mujer más poderosa del mundo, aunque fue un embarazo de alto riesgo, por qué me embarace muy pronto después de haber perdido a mi primer ángel, me sentí tan no sé cómo explicarlo, quise regresar a Estados Unidos y decirle a Cristián que iba a ser papá, pero nuevamente mis inseguridades me ganaron, ¿y si estaba con ella? ¿Con Meredith? Todo aquello me abrumó, aunque hoy soy una mujer totalmente diferente a la nathaly que dejó New York, a la nathaly que lloro durante sus nueve meses de embarazo, no tuve la suficiente valentía de ir y decirle.

Ahora soy una mujer de negocios, ahora soy La Magnate Rusa me hice cargo de la presidencia de la empresa de mi padre y me encargué de convertirla en la más importante de Rusia.

Mi hijo se remueve en la cama, y yo voy y me acuesto a su lado, el pone su pequeño brazo sobre mi abdomen, cada vez que hace eso viene a mi su padre, creo que en el tiempo que ha pasado no e logrado olvidarlo, siento que cada vez lo que siento por el es más grande, aveces lo quiero disfrazar con agradecimiento, si eso, agradecimiento del hecho de que me dio la dicha de ser madre por segunda vez, pero es tan fuerte que se que no es eso, he intentado olvidarlo, pero simplemente mi corazón, alma y mente se niegan hacerlo.

La Magnate RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora