Capítulo 22

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Cristián se me queda viendo con una mirada intensa, tan intensa que hace que una sensación me recorra completa, para luego centrarse en mi vientre bajo.

Ninguno de los dos se mueve, ni aparta la mirada del otro, el con ambas manos afincadas de la cama, a cada lado de mi cuerpo.

El se va acercando lentamente a mi hasta el punto donde nuestras narices se rozan y nuestra respiración es una sola, el está tan cerca de mi que puedo sentir la erección contra mi vientre.

Mi cuerpo lo reconoce, mi cuerpo reconoce está cercanía, sabe quién es, y como si mi cuerpo se pudiera mover por voluntad propia mis caderas se alzan en busca del contacto del hombre encima de mí, pero él no se mueve, solo me mira.

-Es de mala educación, pero era lo que tú querías- dice Cristián rozando sus labios con los míos.

En los mios se posa una sonrisa- Es estúpido que justifiques tus actos diciendo que era lo que yo quería.

-¿Me estás diciendo estúpido?- pregunta con la mirada en mis pechos. El roce de nuestros cuerpo hicieron que mis pezones se endurecieran.

-Te lo respondo cuando me veas a la cara- le digo con una sonrisa.

El sube su mirada conectando con la mia- Si, eso es lo que acabo de hacer.

Todo pasa muy rápido cuando Cristián se posiciona entre mis piernas y da una palmada en mi sexo. Yo arqueo la espalda y dejando caer mi cabeza hacia atrás, el sube sus manos y aprieta mis pechos con sus manos. Muevo más mi pelvis cuando el estira la tela de mi ropa interior haciendo fricción con mi clítoris.

Ángel a un lado de nosotros se remueve y Cristián se levanta. Ángel se sigue moviendo hasta despertarse, se sienta en la cama mientras su padre se va al baño.

Mi respiración es errática, estoy muy acelerada y con calor.

¿Acaso iba a tener sexo con el? Si, eso iba a pasar.

Ángel ve a un lado de él- Papá- empieza a llamar a su padre cuando ve el espacio vacío a su lado.

Ángel empieza a pasarse las manos por los ojos, va a llorar.

-Ven mi amor. Tu papá está en el baño- le digo pegándolo a mi.

El como si entendiera lo que dije ve hacia la puerta que está lateral a nosotros. Ángel se levanta y empieza a saltar en la cama, en el espacio de su padre.

Cristián sale minutos después y la imagen que me da no ayuda al calor en mis piernas. Viene con una toalla sujetada a su cintura, gotas cayendo de su melena negra, y Zeus pequeño marcando se en la toalla.

-Papá- dice ángel cuando lo ve.

-No saltes en la cama- le dice Cristián.

-Papá- vuelve a decir Ángel con los brazos abiertos hacia su padre.

Cristián lo ve con los ojos entrecerrados- No seas manipulador- le dice a Ángel.

-No le digas manipulador a mi hijo- le digo.

-Eso es lo que es mi hijo- dice Cristián- Es un manipulador igual que su madre.

Yo abro los ojos finjiendo sorpresa- Yo no soy manipuladora.

-Claro que si lo eres- dice caminando hacia el clóset- ¡¿Quieres que te recuerde el drama que me hiciste cuando te enteraste que le iba a quitar el bar a tu hermano Antonio?!- grita Cristián desde el clóset. No hay que ser adivino para saber qué lo está diciendo con ironía.

Los recuerdos de esa noche vienen a mi cabeza y es inevitable que la sonrisa se pose en mi rostro, ese día tuve que usar la manipulación a mi favor y el hecho de las cosas hirientes que Cristián me había dicho, fueron muy beneficiosas para la situación.

La Magnate RusaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora