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"Kyle convertiría la lluvia en un arcoíris"

Desde su cama miraba el techo, le dolía la cabeza y no recordaba con exactitud como había llegado a su casa, pero era consciente de que había tomado lo suficiente para que su sistema tratara de olvidar la porquería de vida que tenia; sin embargo eso no era algo nuevo.

Revisó su celular, Kyle no lo había llamado, era como su despertador matutino. Seguramente se había desvelado haciendo su trabajo para la feria de ciencias, llevaba meses obsesionado con ello y no era para menos, solo los mejores estudiantes entran a tan importante evento. Broflovsky quería ganar.
El premio era dinero mucho dinero; tanto que le alcanzaría para estudiar en el extranjero.

Se cubrió todo el cuerpo con la manta y dio un grito de frustración sobre la almohada. «¿Y si Kyle lo abandona?». No quería que eso pasará pero tampoco deseaba ser un obstáculo en la vida de su novio.
Se levantó y fue hacia el baño de su habitación. Al entrar mojo su rostro con un poco de agua fría. Se miro frente al espejo, observando cada detalle de su rostro, tenía ojeras, pupilas dilatadas y un aliento de mierda.

No tenía ganas de ir al instituto... De hecho no tenía ganas de nada.

— ¡Stanley! Kyle vino a buscarte.

Los gritos de su madre lo alertaron de inmediato; sin poder evitarlo sus mejillas se iluminaron de un color carmesí y unos lindo hoyuelos se reflejaron sobré el espejo. No podía dejar que su novio lo viera en ese estado tan deplorable, así que peino su enredado cabello, cepillo sus dientes, tomó la mejor ropa de su armario y la impregnó de su colonia favorita.

Bajo con impaciencia las escaleras, su corazón se aceleraba, sus latidos estaban al mil y ni hablar de sus manos sudorosas. Kyle hacía que fuera irreconocible para muchas personas; entre ellas estaban sus padres,quiénes parecían estar muy agradecidos con el judío por ser el destello en la sombría vida de su hijo.

—Quiero enviarlo a una clínica de rehabilitación en Denver. 

Stan paró en seco sobre la acera del último escalón. Su madre sonaba preocupada, al borde del llanto pero fue interrumpida por una segunda voz que retumbó en las paredes del comedor.

—Por favor no se rinda con su hijo.  Nos necesita y nosotros a él. Puedo salvarlo, sólo deme una última oportunidad.—Imploraba con suplica el judío.

—¡Hola!.—Se escuchó un susurro débil detrás. Antes de obtener un respuesta  se vio obligado a olvidar lo que había escuchado  hace unos segundos.—¿Todo bien?

Kyle lo observa un momento y su pecho se oprime al ver como su mirada se ha vuelto triste, a pesar de que trata de ocultarlo. De inmediato un sentimiento de culpa se desborda por su cuerpo. 

—Si, solo hablaba  con tu mamá sobre el proyecto de ciencias.

—Ok...—murmuro titubeando, sin creer ni una sola palabra.

Hubo un santiamén de silencio y seriedad, en donde se miraban directamente a los ojos por un largo tiempo. 

—Sabes que te amo ¿verdad?.—susurro Kyle, acercándose lo suficiente para que Stan sintiera sus tibias manos rodear su cuerpo con lentitud, provocando que la piel se le erizara. 

Stan repaso mentalmente lo que estaba sucediendo... ¿Necesitaba Rehabilitación?. Esa es una pregunta que tardaría meses en contestar, probablemente la respuesta era si pero no lo admitiría. Después de todo solo tenia diecinueve años. Era estúpido pensar que había caído en una adicción a esa edad. 

🥀 « 𝙇𝙤𝙫𝙚 𝙄𝙣 𝙏𝙝𝙚 𝘿𝙖𝙧𝙠 »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora