— Y bueno hija, aquí esta tu regalo. —me extiende mi padre. Yo lo miro con los ojos entrecerrados. Extiendo mi mano y agarro el regalo.
Aquella caja que mi padre me había dado por mi "cumpleaños" era un iPhone 14 Pro. Yo no quería un iPhone, ni auto, ni nada material. Yo solo quería la atención de ellos. Estoy segura que no era mucho pedir viniendo de su hija, que todo lo que ha hecho siempre es llamar su atención.
— No, gracias. Cuando me den un regalo que sea de verdad y no porque se les haya olvidado algo, podemos hablar. —dije devolviendo el teléfono a las manos de mi padre
— Pero de igual forma, acéptalo, por favor —Dijo mi mamá casi que suplicando con sus ojos. Mi padre la miro y carraspeó. Ella se acomodó.
— Bien — rodeé los ojos, porque dolida sí estoy, pero no soy tonta para no aceptar este hermoso teléfono — ¿Por qué me regalan tantas cosas?
— Porque queremos que sepas cuánto te queremos— Dijo mi papá mirando su teléfono para contestar una llamada. Mi madre queda viendo el panorama y suspira. Sé que iba a hablar, pero antes me adelante.
— ¿Ustedes? ¿En serio? Ninguna de la basura que me regalan sirve para demostrarme cuánto me quieren. Significa que no les importo y como no se acuerdan de que tienen una hija, me compran lo primero que se encuentran. — dije y subí a mi habitación. Cerré la puerta de un portazo y caí en el suelo con unas cuantas lágrimas que decidí limpiarme de manera inmediata. Jamás lloraría por mis padres.
Me levanté del suelo y me acerqué a mi cama. Abrí la caja, de ahora mi nuevo celular, y vi que tenía una nota.
"Tal vez no seamos buenos padres, pero te queremos y mucho. Tal vez se nos olvidan tus cosas, pero nunca nos olvidaremos de ti, es decir, eres nuestra hija y te amamos. Esperamos que nos comprendas." ~Mamá y papá.
—Sí, claro —Susurré. Arrugué la nota y la tiré al suelo. La miré un rato, pero decidí pasar de ella.
¿Desde cuándo me han prestado atención? Hace rato que se olvidaron de mí, pero como el día de mi cumpleaños vine tomada, seguro que se sintieron irresponsables.
—Avalon, soy Emma —dijo y yo no le respondí. Aún sigue inventando cosas mías, como si no me dolieran —. ¿Me vas a ignorar? Creo que tú y yo vivimos en la misma casa ahora, así que debemos hablar de lo que serán nuestras vidas ahora...—le abrí la puerta para verla a los ojos. Después de todo lo que inventa de mí, lo menos que espere es que se acercara a hablar sobre una "sana convivencia".
—¿Qué quieres, Emma? —grité. Estoy un poco cansada de la situación. Tampoco es que sea la víctima por completo, pero mi vida siempre ha sido así: rogándole atención a mis padres. Y ahora aguantarme otra burla en mi propia casa.
—En serio que me siento mal por tratarte mal —comienza a decir ¿Le creo? No. Nunca le creas a tu enemigo. Igual dejé que hablara.— No quiero que me trates mal por un error que cometí. Dejaré de hablar mal de ti, pero no me ignores, por favor. Mira, ahora sueno muy estúpida y aunque me cuesta decir esto, eres la única que no me ha tratado mal y que no me busca por algo. Además es mejor que ahora que vivimos juntas, nos llevemos bien. Por favor, ¿me disculpas?
La mire y asentí. Que más da. Ella tenía razón y solo tal vez debía darle una oportunidad. Al fin y al cabo, se disculpó. Ella sonrió.
—¡Qué bien! ¿Quieres ver una película? —me preguntó.
—Claro, vamos. —cierro la puerta tras salir y bajamos a la sala.
***
Ayer fue de lo mejor, Emma y yo nos divertimos mucho y hasta ensuciamos la casa con las palomitas. Ella me prometió dejar de hablar mal de mí y yo claro, le creí.
Estaba en la escuela sentada al lado de los casilleros leyendo uno de mis libros favoritos, pero no estaba en paz. Al mismo tiempo estaba pensando en mi soledad. Tal vez si digo a mis padres que quiero cambiar de escuela o cambiar de ciudad, pueda mejor algo en mí. Es una basura estos tiempos del famoso "bullying". Soy fiel creyente de que todo se termina devolviendo en esta corta vida. ¿Muy cliché? Tal vez hubiese seguido pensando si no me hubiesen interrumpido.
—Miren a la chica fácil. Me contaron que tuviste sexo con Zac. —dijo un chico y yo me levanté indignada—. ¿Puedes estar conmigo, preciosa? —mi mano no tardó mucho en hacer presencia en su mejilla— ahora verás, niña —me cogió del cuello y me pegó contra unos casilleros. Grité de dolor. Comenzó a apretar mi cuello. Yo pedía ayuda, pero era en vano.
En un abrir y cerrar de ojos, él ya no estaba enfrente mío, sino que estaba en el suelo. ¿Pero qué...? ¿Quién pudo ser?
Miré hacia los lados y no había nadie. Me asusté, por supuesto.
—¡Qué putas! —dijo el chico, me besó en los labios muy desesperadamente y después se fue. ¿Qué fue eso?
Al analizar todo lo que acababa de pasar, comencé a llorar, pero enseguida sequé mis lágrimas. Agarré mi mochila y salí de la escuela para ir casa. Seguí caminando hacia la salida de la escuela, ya que no quería estar ahí, me daba miedo y vergüenza. Llegue a mi casa, aún asustada.
— Mi niña, ¿Qué hace aquí?— Me habló nani, ahora la llamo nani a la madre de Emma.
— Nani...yo...me...sentía mal...si eso —me miró no muy convencida, pero lo dejó pasar y yo le agradecí mentalmente. Tenía que mejorar mi capacidad para mentir definitivamente.
Subí a mi habitación y estaba la ventana abierta, pero yo no la dejé abierta. Debió ser nani ~pensé.
La cerré y me fui a dormir.
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Our blood
VampirosPero solo una persona puede cambiar todo eso: Él. -Es mejor que te alejes de mí -susurró -No lo haré -Quedarás mal ante ellos... -Ellos no me importan, a mí solo me importas tú. -Dije -No quiero hacerte daño -Yo solo escojo a las personas que me...