Capítulo 4

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¿Miedo? Sí, esa era la palabra.

No había pasado ni dos días y yo aún seguía con la duda de quién hizo aquella acción en la escuela. Justo en esa parte, no había una cámara. De igual manera no creo que lo hayan notado, todo fue demasiado rápido.

Genial. 

Ya no puedo sentirme segura en la escuela. Debo aprender Karate. Sí, esa es la única manera de patear algunos traseros. 

Estaba lloviendo, pero saben de estas tormentas que se ven en las películas donde te producen más miedo que placer. Bueno, así estaba lloviendo. Mi ventana se abrió con un fuerte ruido, obviamente me asusté. Me levanté y fui a cerrarla, pero antes tocaron mi puerta. Mire antes hacia fuera, pero todo esta bien. Caminé hacia la puerta.

—¿Quién es? —pregunté mientras arreglé un poco la cama. Había estado acostada comiendo viendo una peli de romance. 

—Soy Emma, ábreme -escuché. Suspiré antes de irle a abrir la puerta. Ya sabía que conversación se venía con Emma.

La abrí y ella entró, se sentó en mi cama y comenzó a hablar.

— ¿Es cierto que Ian te hizo eso? —señaló mi cuello y recordé de ahí tenía las marcas de sus dedos. Y como acción inmediata, llevé mis dedos y los pasé suavemente por el cuello.

—Sí, lo hizo —dije sin pensarlo dos veces. Quité las manos de mi cuello y la miré. Ella traía una cara de preocupación. ¿Debo creerle? Bajé la mirada.

—Oh, lo siento, fue mi culpa — dijo con naturalidad. Sí, no sé por qué no me sorprendía. Detrás de cada acción y comentario, estaba ella. 

Yo levanté la mirada y ella estaba mirando hacia la ventana. Yo la imité. Volví la mirada hacia ella, pero ella tenía los ojos abiertos como platos. Juro que en ese momento no comprendía nada.

— ¿Qué pasa? — Pregunté y ella salió de su trance. Me miró y sonrió fingidamente. 

— Nada, creo que vi a un pájaro, nada más. —sí claro y yo soy Selena Gómez. Vamos que no necesitaba más mentiras de las que ella ya me ofrecía.

- Oh, bueno - dije para quitarle importancia a lo rara que estaba siendo su reacción. 

— Tengo que hacer mis tareas, me voy — dijo y se levantó. Abrió mi puerta y la cerró de un portazo. ¿Okay...?

- ¿Adiós? —Esta fue la conversación más extraña que nunca tuve en mi vida. 

Me levanté de mi cama y busqué mi bolso para disponerme a hacer mis tareas. Yo soy buena estudiante. Por lo menos tengo eso. No estaba becada ni nada por el estilo, ya que en mi escuela consideran que solo puede estar becado el que de verdad no tenga dinero para pagar la educación, lo cual entiendo. 

Sonó mi teléfono lo cual indicaba una notificación de SMS. Lo revisé y leí el mensaje:

"Hija, no estaré para cenar. Lo siento. Dejaremos la charla para otro día. Mamá."

Genial.

***

"Can I lay by your side?
Next to you, you"

Sonó mi despertador, sí, me gusta Sam Smith. Es tan relajante su voz. Me gusta. Además, hay algo en particular que me gustan de sus canciones. No sé si es la letra que es tan profunda o su voz tan arrulladora. 

Me duché y me vestí con el uniforme. ¿Por qué tienen que tener uniformes? No sé, pero los odios y mucho. Y además, talla mucho la silueta de mi cuerpo y hace que tenga más problemas con los chicos. Lo detestó. Me maquillé un poco y sobre todo el morado en mi cuello por culpa de Ian. Gracias gran imbécil. Me peiné con una cola alta y traté de sonreír. Bajé a desayunar, entré a la cocina y vi a nani. Empecé a caminar en silencio, ya que estaba de espalda. Noté que estaba viendo Facebook. Me acerqué más para asustarla. 

— ¡Nani! — La asusté. Regina tira el teléfono y se pone la mano en el corazón. Yo le di la mirada más angelical que pude dar— ¿Qué haces? 

— ¡Dios mío! ¡Avalon! —gritó Nani. Yo crucé mis brazos de una forma muy divertida y riéndome—. No vuelvas a hacer eso en tu vida.

— Pero Nani, si soy un angelito — dije con un puchero y luego me reí. Me senté en el mesón de la cocina. 

— Si claro — dijo pasándome mi plato de huevos con tostadas y yo solo me reí. Vi mis redes sociales mientras desayunaba.

Escuché unos pasos venir del ala de servicio. Me fijé que era Emma con su uniforme y con su bolso. Ella me miró y me saludó con su mano. Yo sonrío fingidamente. No luego de esa conversación tan extraña que tuvimos hace unos días. Ella abrazó a Regina y vi que Nani se tensó. Ella no estaba acostumbrada a las expresiones amorosas y menos de Emma. Sé que se estaba esforzando que la relación se diera. 

— Avalon, ¿te importa que te acompañe en el auto para la escuela? —preguntó Emma mientras se toma un café con leche. Miró a Nani y ella asiente. Devuelvo la mirada a Emma. Claro que me importaba.

— No hay problema—mentí. Quién sabe que era capaz de hacer ella en un auto conmigo. ¿Matarnos tal vez? —. Nos vamos en 5 minutos —no terminé de desayunar. Me lavé los dientes en mi habitación y bajé para irme. No espero que ella decida salir.


Our bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora