Capítulo 6

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(Hermanos O'conell en multimedia)

— ¿Estás segura de lo que viste? —Me preguntó Emma, por décima octava vez. Sí, Emma, sí. ¿Por qué mentiría sobre aquel terrible suceso?

— ¡Sí! Emma, estoy muy segura — Le respondí y comencé a morder mis uñas. Era una costumbre que tenía cuando pensaba demasiado algo. Es que no es algo que te acostumbras a ver todos los días. Aún no puedo dejar de pensar en cómo encontré el cadáver. Claro que llamé a la policía luego de llegar a la escuela. Tampoco quería parecer la culpable. Sé que hicieron el levantamiento por lo que oí de los vecinos.

Después de salir corriendo del bosque, vine a la escuela y pues le conté a Emma. Y todo el día se la ha pasado así. Genial, otra pesadilla más agregada.

***

— Y bueno clase, eso es todo — Finalizó el maestro de música. Comencé a recoger todos los útiles que tenía. Últimamente he estado más dispersa en clases que en la misma clase. Sabía a que se debía a muchas emociones juntas. Luego del encuentro en el bosque, sinceramente no es que algo así pasa por desapercibido.

Hoy un día soleado, feliz. Me gustan los días así. Yo siempre me pongo feliz, cuando el día esta feliz. Claro, no es por nada que el sol aumenta los niveles de serotonina.

— Señorita Pierce, ¿se piensa quedar aquí? - Me preguntó el maestro sacándome de mis pensamientos. Espabilé un par de veces y vuelvo en mí.

— Eh...Sí...No...ya me voy - Cogí mi bolso y salí del salón. Eso fue muy extraño. (Bastante)

Caminé hacia la cafetería, ya que tenía hambre. Cuando iba caminado, vi a los hermanos O'conell.

No lo hagas Avalon. El chisme está vez no es necesario y más cuando se trata de estos chicos. ¡Todo mal! Sigue caminando, sigue caminando. Pero no. Me escondí aún más en la pared para escuchar. Esto debe ser importante.

— Sí, estamos seguros de que es ella.—Susurró un chico. ¿Quién? ¿De quién estarán hablando?

Traté de acercarme más a donde estaban pero sin ser vista.

—¿No lo sé? — Comentó otro. No logré reconocer sus voces.

Yo como lo torpe que soy, me caí. Ellos me vieron. Sus ojos demostraban furia, su ceños estaban fruncido y sus mandíbulas apretadas. Lo único que me faltaba: la típica escena cliché de las películas de miedo. Genial.

¿Por qué no me fui y ya? ¿Por qué tengo que ser tan terca?

— Yo...— Ninguna palabra salía de mi boca. —Yo estaba saliendo de clase y cogí por el camino equivocado —dije con la voz segura y tratándome de mostrarme relajada.

¡Torpe en todos los sentidos! Obviamente no me van a creer, si estoy hablando con las personas más sospechosas de la escuela.

Ellos se miraron entre sí y susurraron algo que no pude entender. El resto paso muy rápido, dos de ellos me levantaron y me sujetaron para no irme. Me sujetaron de una manera muy brusca y yo gemí de dolor. Cerré los ojos.

— Suéltenme — Dije, más bien grité. Y abrí los ojos. Los miré a todos enfurecida.

— ¿Quién eres tú? y ¿qué escuchaste? — Preguntó un chico furioso. Lo miré. Jamás en mi vida lo había visto. Analicé cada facción de su rostro y con la mirada de incomodidad con lo que me miraba.

- Cody, trátala bien, hermano - Comentó Finn, el chico de mi clase y el que me trato mal. ¿Finn diciendo que me traten bien? Debo estar soñando.

Reí sarcásticamente. Ya tuve suficiente.

— ¿De que te ríes? — Preguntó el tal Cody con una mirada profunda y negra. Me dio miedo.

— De...n...ada — Tartamudeé. Puta, ahora no puedo pronunciar ninguna palabra bien. Definitivamente debo aprender Karate.

Los dos chicos que estaban al lado mío, se estaban riendo de la situación, supongo. Pero no dejaron nunca de apretar mis brazos. Yo comencé a hacer muecas del dolor que provocaban sus dedos cálidos en mis delgados brazos.

— Eres una chica muy guapa —Dijo el de la derecha.

— Muy guapa—Repitio el de la izquierda.

— Basta —escuché una voz al fondo pero no mostró su rostro.

Ellos me daban mucho miedo. Eran muy raros y guapos. Eran gemelos, así que nunca podría diferenciarlos.

¡Avalon! Concéntrate, por Dios.

Finn río. Me estaba mirando muy fijamente a los ojos.

Okay.

Suficiente.

— Por favor...suéltenme —Susurré casi sin aliento. No quería mostrarme débil, porque no lo era. No voy a permitir que me miren así o traten así.

—¿Qué has escuchado? — Preguntó Cody.

Yo levanté mi mirada.

— Nada —y lo dije en serio. No había escuchado nada o mi mente lo habrá eliminado como siempre.

Todos se miraron, otra vez. Eso sí daba miedo.

Noté otro atrás de Cody, el que había hablado antes, estaba callado, mirándome fijamente y con pose de chico malo. Tenía una camisa negra como sus ojos, un pantalón negro y estaba peinado perfectamente. Tenía los brazos cruzados y las piernas también. Estaba apoyado a la pared.

— Déjala, no escuchó nada —este chico comenzó a caminar hacia mí y me tomó de la mandíbula
para verlo —. ¿Verdad? — lo miré y sentí que por un momento nuestras miradas se conectaron.

Asentí.

— ¡Cállate, Jacob! — Gritó Cody. Jacob quita la mano de mi mandíbula y se dirigió bruscamente a Cody.

El cuerpo me temblaba, los chicos de atrás lo notaron. Comencé a ponerme pálida. Mi respiración era corta. Ellos lo notaron. Mis ojos comenzaron a cerrarse, pero antes pude escuchar:

—¡Nick! ¡Chris! ¡Suéltenla! — lo único que recordé, fue a Jacob, quien salió corriendo hasta mi para evitar que me cayera al suelo.

***

Me levanté en mi cama. ¿En mi cama? ¿Todo fue un sueño? Me pellizqué para saber si estaba aún dormida. —gran método para verificar mi sueño— .

—Auch— expresé.

No, claro que no.

¿Por qué lo sabía?

Aún olía al perfume de esos tal chicos. Chris y Nick. Me levanté de mi cama para ir a verme al espejo. Levanté las mangas de mi blusa y vi las marcas de mis brazos. Sus dedos estaban perfectamente marcados en mis brazos.

Todo fue real.

Our bloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora