Habían pasado varios días desde aquella velada con el señor Francis y Peel, una que termino de manera satisfactoria para Jonathan, pues por primera vez había logrado enfrentar a esas personas soberbias, sin tener que rebajarse a su nivel. Y todo gracias a la astuta intervención de Dio.
Desde entonces, su perspectiva hacia Dio había comenzado a cambiar. Y lo que antes le pareció pura arrogancia, ahora lo reconocía como confianza, una que era digna de envidiarse, y que junto a su intelecto, le daban ese porte que causaba admiración y temor.
Comprender esto lo ayudo a dejar atrás sus prejuicios hacia Dio, considerando al hombre digno de confianza para hablar todas las cosas que había llegado a reservar de su padre y sus amigos por creer que era demasiado complicado para darle importancia.
Pero a pesar de la creciente armonía entre él y Dio, no todo era perfecto, pues la cercanía había traído consigo una pequeña inquietud, persistente como una espina en su corazón, que lo agobiaba cada vez que observaba por demasiado tiempo esos ojos dorados.
Se sentía culpable y hasta enfermo, pero era imposible no pensar en su amor perdido, y es que su parecido en apariencia y personalidad era innegable. Se enojaba consigo mismo, por llegar a esos extremos en su necedad por aferrarse a un imposible, que lo llevaba a buscar algo que estaba fuera de su alcance.
O al menos, eso era lo que se decía a sí mismo para justificar lo que parecía ser una naciente atracción hacia Dio Brando.
Entonces las campanadas de los relojes retumbaron en un coro sincronizado que recorrió cada pasillo y habitación de la mansión, anunciando la hora exacta.
- Medio día...- Dio murmuró una vez que los relojes hicieron silencio, y entonces miró en dirección a donde Jonathan se encontraba sentado.- ¿Cómo va con su tarea, joven Joestar?
- ¡Termine! - Celebró, mientras dejaba su pluma en el tintero, y tras soplar un poco sobre la hoja, ofreció el libro a Dio.- Puede revisar mis resultados, si desea.
- Oh. ¿Realmente? Veamos...- El rubio dejo la tiza en el borde del pizarrón, y después camino hacia él. Ahí tomo el libro, y reviso el trabajo minuciosamente, ante la mirada expectante de Jonathan, para no perder de vista cada pequeño gesto que le diera una respuesta anticipada.- ¡Increíble, Joven Joestar! Todo es correcto. Finalmente, podremos tomar la merienda a tiempo.
- Ahora que menciona la merienda...- Jonathan susurró, mientras tomaba el libro que Dio le regresaba, para acomodarlo encima de otros dos. Entonces hizo una pausa, invadido por un nerviosismo repentino al percatarse de la expresión del abogado, la manera en la que una ceja inquisitiva se alzaba, aguardando con atención lo que quería decir.- Bueno, en vista que mi padre no se encuentra en la mansión para acompañarnos en la merienda, había estado pensando en la posibilidad de que pudiéramos ir a un lugar más agradable que el comedor o el salón.
- ¿Más agradable? ¿Qué lugar podría ser?- El rubio preguntó, a lo que Jonathan sonrió satisfecho, pues le estaba dando la oportunidad de expresar lo que quería, y no una negativa inmediata.
- Tal vez fuera de la mansión, en el jardín trasero, o en un lugar fresco y tranquilo como... El lago.
-Oh, ahora que lo menciona...- Dio murmuró entre dientes, y vago su mirada hacia la ventana, era un hermoso día, brillante y soleado, cada vez más cerca del verano, con el paisaje floreado de la primavera.- No he dado mi paseo matutino al lago desde hace varios días...
- ¡E-entonces no desaprovechemos la oportunidad, seria agradable comer algo ahí! – Aseguró rápidamente, buscando una respuesta positiva por parte de Dio.- ¡Y hasta podríamos llevar a Danny con nosotros!
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We'll Meet Again. [JJBA Jonadio]
FanfictionNos encontraremos otra vez. En un día soleado, bajo el cielo azul, o en una noche estrellada bajo la luz de la luna llena. No sé dónde. No sé cuándo. Pero sé que nos encontraremos otra vez. *Esta historia es Omegaverse y también contiene Mpreg, si...