Frozen rain.

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- Partiremos mañana, antes de que salga el sol.- Straizo sentenció, con una voz segura.


- No creo que sea una buena idea. En esta época del año el clima en Londres es impredecible.- El doctor Pendleton se opuso a esta decisión, con una notable incredulidad.- Si la lluvia empeora durante el viaje, el camino se volverá intransitable.


- Somos muy consientes de los riesgos, doctor Pendleton. Por eso le puedo asegurar que tomaremos las precauciones necesarias. - Straizo insistió.- Partiremos de Londres solo en ausencia de lluvia, y usaremos el camino largo, que es el más seguro. Si todo sale de acuerdo al plan, llegaremos con bien a la mansión Joestar, antes de que anochezca.


- Hum... Sí, eso se escucha convincente, pero...


- Este bien, Padre. Me parece un buen plan. - La joven mujer apoyó la idea, imponiéndose sobre su padre, recordando con esta sutil muestra de dominio que se encontraban ante una mujer Alfa.- Necesitamos reunirnos con los Joestar lo antes posible.


- De acuerdo, si así lo deseas...- El hombre balbuceó, y tras ajustarse las gafas miro en dirección a su hija, y al señor Brando.- Aunque todavía creo que es una terrible idea lo que quieres hacer.


Después de compartir la cena, Dio no había pronunciado una sola palabra, solo había hecho ademanes con la mano, y asentimientos con la cabeza, mientras que Straizo era quien hablaba, y tomaba todas las decisiones respecto al viaje.


Dio estaba demasiado intranquilo para concentrarse en otra cosa que no fueran los ojos azules de Erina. Observándolo con una seguridad abrumadora a través de su máscara.


- No te preocupes, no te llevaran a ningún lado...


Esa dulce voz resonó en su mente, atrayendo el recuerdo de cuando la joven Alfa le otorgó consuelo, como solo llego a sentir en los brazos de su madre.


Nunca creyó que volvería a verla, pero siempre sintió gratitud hacía su recuerdo. Y ahora, ahí estaba, y esta vez tenía un nombre.


Erina Pendleton, la prometida de Jonathan. La futura señora Joestar.


Dio se había quedado sin palabras, incapaz de superar el asombro y la incertidumbre, a su vez que un sinfín de escenarios se presentaban ante su mente nublada, todos catastróficos y absurdos, mientras Erina continuaba sonriendo, sin apartarle la mirada, forzándolo a aceptar que esto realmente estaba sucediendo.


Se perdió tanto en esto, que no escucho el momento en el que Straizo se retiraba de la mesa, para atender algunos asuntos en la ciudad, a pesar de que era muy tarde para salir a la calle. Y mucho menos escucho cuando el padre Erina se despidió de ellos para ir a sus habitaciones a descansar.


Ahora él y Erina estaban solos.


- Había escuchado que las casualidades no existen...- La rubia habló, dispersando el silencio que los envolvía.- Así que el reencontrarme contigo después de tantos años tiene que ser cosa del destino.- Había una genuina alegría en su rostro, así como un brillo en su mirada.

We'll Meet Again. [JJBA Jonadio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora