Honeymoon.

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Cuando el sol de oculto en la ciudad de Londres, la fría noche comenzó su reinado.


Y sin embargo todo lo que Dio podía sentir en ese momento era calidez.


Desde el momento que se sentaron dentro del carruaje, Jonathan no había dejado de abrazarlo, lo hacía con fuerza, tal vez más de la necesaria, pero Dio no emitió ninguna queja, porque incluso él estaba aferrándose a ese abrazo, mientras compartían delicados besos llenos de amor.


Oficialmente eran esposos, ante los ojos de Dios y de los hombres. Unidos para compartir sus vidas y tener un futuro prometedor.


Y eso era tan bueno como abrumador.


- Hemos llegado, amo Joestar.- Los dos miraron la puerta del carruaje abrirse. Apenas dándose cuenta del tiempo que había pasado desde que partieron del palacio de Buckingham.


- Vamos, mi amor.- Jonathan le indicó, mientras se separaba de él, para tomar su mano y levantarse juntos.


Su Alfa fue el primero en bajar, hizo una breve pausa y miro a su alrededor para después volver a mirarlo y ofrecerle su mano para ayudarlo a bajar. Dio acepto rápidamente su caballerosidad, y con pasos lentos bajo del carruaje, cuidando no pisar su velo. Y una vez que sus ojos se acostumbraron a la oscuridad de la noche, pudo ver el lugar en donde se encontraban.


Una gran edificación se alzaba delante de ellos, su fachada era un llamativo rojizo naranja, imitaba un hermoso atardecer, incluso en aquella oscura noche. Sus jardines carecían de ese verde lleno de vida, y en su lugar la nieve cubría el suelo.


- Bienvenido a Kew.


Como uno de sus regalos de bodas, Jotaro les había dado el acceso a cualquier propiedad Real que quisieran visitar en toda Gran Bretaña. De esta manera aseguraban su privacidad, y también calmaban las inquietudes de George Joestar, quien quería que se respetara aquella vieja superstición, en la que se consideraba de mala suerte que otros supieran a dónde iban.


- Gracias, esposo.- Dio tarareó, observando con una sonrisa el lugar. Kew estaba conformado por el edificio principal, un observatorio, y hermosos jardines que florecían dentro de edificaciones parecidas a invernaderos, de manera que había flores, plantas y demás especímenes naturales resguardados del invierno.


- Entremos.


El rubio sostuvo con firmeza la mano de Jonathan, pero cuando tuvo la intención de caminar se encontró siendo retenido, al mirar a su Alfa, este solo le sonrió, y sin ninguna advertencia se inclino para tomarlo entre sus brazos de forma nupcial.


- ¡J-Jojo, B-bájame...!- El rubio se quejo, mientras era llevado por el blanco paisaje hasta la entrada de la casa, en donde los empleados estaban formados en una línea para recibirlos.


- Solo estoy siguiendo la tradición, mi amor.- El moreno se justifico con una sonrisa que evidenciaba su felicidad.

We'll Meet Again. [JJBA Jonadio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora