[29 - 30] Mimos / Práctica de besos

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El amor existe desde el primer instante en el que los niños vienen al mundo.

Puede que hayan tenido la mala fortuna de no tener padres cariñosos, pero pudieron ser atendidos por doctores que aman su trabajo. También puede que no hayan tenido la oportunidad de nacer en un buen hospital con la atención necesaria, pero al menos tuvieron a una madre que dio todo su amor y apoyo para poder traerlos con bien al mundo.

Y con el pasar de los años, los niños van experimentando el amor.

El amor que les nace de acariciar a los animales, de querer regar las plantas o de un buen helado en un caluroso atardecer.

Marinette, de alguna forma, siempre supo que ama a sus padres, aún no conoce si es porque al solo tenerlos a ellos se sintió obligada, o simplemente porque venía en algún tipo de código de lo que tenía que hacer.

Todavía era una niña de seis años que intentaba descifrar el valor de los momentos, más que el de las cosas. Todavía intentaba averiguar porqué sentía cosas en el estómago, o porque siempre quería tomar la mano de Adrien al caminar.

Justo como otra noche de familia, sus padres y ella veían una película.

Adrien ya se había ido, así que aprovechaba los pocos momentos después de su visita para pasar tiempo con las dos personas que más la aman. A veces los observaba de reojo, veía cómo su madre recargaba su cabeza en el hombro de su padre, y cómo él la abrazaba, queriendo tenerla cerca.

Recordó su cita de cine con Chat Noir y sonrió.

Entonces, su padre le dio un beso en la mejilla a su mamá, a lo que ella respondió con uno en su mano. No era nada nuevo, de hecho, solía ser una rutina para ellos desde que Marinette tiene memoria, la única diferencia es que esta vez, ella tenía la gran pregunta: ¿Por qué hacen eso?

El contacto físico; besos, abrazos, mimos.

¿Quién los inventó y por qué se sienten tan bien?

Ella amaba cuando sus padres la abrazaban porque se sentía protegida, adoraba sentir los labios de su mamá en su frente y los de su padre en su mejilla. De alguna forma, esas pequeñas muestras de afecto le causaban una felicidad increíble.

Pero había algo distinto.

Sus padres se besaban en la boca.

No le causaba incomodidad, pero sí mucha curiosidad.

Porque había visto a muchas otras personas besarse en los labios antes, pero son específicas. A ella nadie la había besado en la boca... ¿A qué se debía eso? ¿Es que no era digna de un beso ahí?

Podría fácilmente pensar que es cosa de adultos y que nuevamente podrían saltarle con la típica frase de: Lo entenderás cuando seas más grande.

Pero ella había visto a personas mucho más jóvenes que ellos besarse de esa forma. ¿Cómo se decidía eso? ¿Qué tenían las personas con besarse en la boca? Lo que más le causaba curiosidad era si ella podía hacerlo.

Es decir, claro que podría, pero... ¿Debía hacer algún tipo de ritual?

—¿Por qué a mi no? —preguntó Marinette, llamando la atención de sus padres— ¿Por qué a mi no me besan en la boca?

La pregunta los tomó por sorpresa.

Tom bajó el volumen de la televisión y enfocó sus ojos en su hija, mientras que Sabine sonreía de lado, algo contenta de ver esa curiosidad en su pequeña.

—¿Por qué la pregunta, cielo? —Sabine se atrevió a decir.

—Porque... en las películas, en la calle, literalmente ustedes —los señaló— Las personas se besan en los labios y no veo que nadie diga que está mal, pero a mi nunca me han besado en los labios y no sé porqué.

The scary little kids [MLB] MAYO MARICHAT.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora