[15] Comedia.

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Otra sesión de fotos, nuevamente tenía que fingir una sonrisa que genuinamente no sentía.

Las personas tocaban su cabello, acariciaban su rostro y acomodaban su ropa. Los flashes de la cámara volvían a aturdirlo y el deseo de que se acabara era cada vez más fuerte.

Ahora tenía un traje un poco más infantil a los que usualmente portaba, lo cuál era irónico y sorprendente a la vez, pues no solo era que su padre confeccionaba ropa para niños sin realmente poner atención a la atención de los niños, si no que ahora cayó muy bajo pensando que la diversión venía de los juguetes y televisión.

Y sí, puede que le diera el crédito por eso, pero nunca un adulto podría comprender la mente infantil.

Adrien no sentía gracia alguna vistiéndose como un payasito, incluso prefería mucho más estar vestido de un heroico gato.

—¿Sería mejor si le pintamos el cabello de colores? —propuso un hombre alto.

—¡Olvídalo! —chilló Emilie— El cabello de Adrien es lo que lo diferencia de los demás, ese rubio debe permanecer sí o sí.

—¿Entonces qué propone si el niño no muestra un poco de diversión en su rostro?

—¿Quieres chocolate, cielo? —preguntó Emilie a su hijo.

Sin embargo, desde que escuchó lo que sus padres dijeron sobre él cuando estaba escondido en la cocina, ya era casi inconcebible para él comer algo frente a sus padres sin sentirse culpable.

Por eso siempre prefería estar con Marinette y su familia, ellos nunca lo juzgaban y al contrario, siempre le preguntaban más de dos veces si no deseaba seguir comiendo. En cambio su vida acá era muy distinta.

—La idea del comercial es que se note la comedia —explicó Gabriel— Un payaso era una buena opción, pero sin una sonrisa... ¿Cuál es el propósito? Estas fotos deben quedar hoy.

—¿Y que propone? Las sonrisas del niño se ven más falsas que nuestro entusiasmo por venir aquí cada semana —dijo un fotógrafo— No hay forma de que se note la comedia en ese rostro.

—No podemos simplemente editar el rostro del niño porque se notará —dijo otra personas desconocida— ¿Intentar hacerlo reír?

—Ya lo hicimos con unos chistes y solo nos miró raro —dijo el maquillista— Este niño es imposible.

Adrien bajó la cabeza y miró sus calcetas de colores.

Solo quería dejar de escuchar como los adultos decidían por él y hablaban sobre él, como ignoraban por completo su presencia y pensaban que esos comentarios los olvidaría en algún punto porque "son niños y no entienden nada".

Escuchó la voz de André el heladero. Él ya debería ir a ver a Marinette, era hora, pero a sus padres no les importaba su felicidad, solo veían por el bien de la familia y su apariencia, por su forma de actuar y jugar con el mundo externo que vivía con los ojos cubiertos.

Él quería ser como cualquier otro niño; jugar, divertirse, crecer.

Oh, la maravilla de crecer. Había veces que estaba tan ansioso por llegar a una etapa mayor que olvidaba por completo las razones por las cuáles era mejor quedarse como un niño, pero igual había veces que sí pensaba en eso, que era mucho mejor seguir siendo de tamaño pequeño pero con una mente grande

Porque sí, eso parecía. Mientras más cuerpo grande, mente más pequeña, mientras más pequeño, más mente grande.

O al menos eso creía.

—Bueno, intentemos otras tomas.

Le acomodaron nuevamente la ropa y lo obligaron a fingir una sonrisa dando saltos en un pequeño brincolín que tenían como escenografía para las fotos.

Intentó sonreír, saltar, jugar con las pelotas y olvidar por completo como los flashes aturdían sus ojos. Escuchaba los suspiros y groserías bajas que su padre y otras personas soltaban, él hacía todo su esfuerzo, ¿Por qué no lo entendían?

Pero entonces, sus ojos se fueron a la propietaria de una carcajada bastante conocida para él.

—¡Marinette! —exclamó, sonriente y radiante.

La pequeña saludó entusiasmada desde lejos, antes de ser jalada por Nathalie, quien la empujó para quedar detrás de los camarógrafos, pero aún así, siendo el objetivo de la mirada de Adrien.

—Adrien —la llamó su padre— Pon atención acá.

La sonrisa de él se esfumó de golpe.

Volvió a su típica risa fingida con sus músculos contraídos y sus ojos mirando un mismo punto.

Marinette se había colado, o bueno... Gorila la había dejado pasar a ver la sesión, pues estaba muy desesperada porque su amigo no llegaba, entonces con ayuda y permiso de sus padres se plantó en la mansión.

Y ahora solo estaba tan sorprendida de ver la cantidad de personas que habían en una sola habitación, parecía irreal y hasta cierto punto comprendía porque su amigo estaba tan agotado de esa situación.

Marinette observó el lugar, curiosa de la cantidad de materiales que había. Tropezó un momento con los cables de las luces, Adrien la miraba de reojo, su curiosidad lo mataba.

Tenía su atención en ella, en lo que hacía o no, pero cuando Marinette chocó mirada con él y le hizo una mueca, él no pudo evitar reír.

Los flashes comenzaron a desaparecer, en ese momento solo eran él y Marinette.

—Adrien, los ojos en...

—Gabriel —regañó Emilie, girándose para ver a la niña haciendo brincos y saltos, colocándose incluso una de las pelucas que habían traído para Adrien— Déjalo.

El hombre siguió la mirada de su esposa y sintió el extraño pero buen sentimiento de que eso funcionaría.

Adrien veía a Marinette dar volteretas, tropezarse y golpearse con una de las mesas que tenían maquillaje, y él reía tanto, ignorando la celebración que tenían los fotógrafos debido a lo bien que estaba saliendo esa sesión.

—¡Eso, Adrien! —exclamó su madre— ¡Luces genial, cariño!

Pero a él no le importaba lo que su madre le decía, solo se fijaba en la preciosa niña que hacía travesuras frente a él.

La comedia tenía un nombre y ese nombre era Marinette.

The scary little kids [MLB] MAYO MARICHAT.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora