[7] Reunión.

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Otra vez, Adrien estaba frente a la ventana de su hogar, observando a los coches pasar con tranquilidad y a las personas que caminaban reír con alegría. Esas risas que él anhelaba robar y quedárselas con la intención de nunca volverlas a soltar.

La comezón que tenía en esos momentos, debido al traje formal que su padre lo había obligado a usar, no era comparación con la simple idea de que volvería a ver a Marinette y esa vez, no en la habitación de ella con monstruos y princesas.

Adrien vería a Marinette en su propia casa, ambos encerrados en el frío de las paredes con las manos sudadas y el cuerpo acalorado debido al nerviosismo.

Verla llorar, fue increíblemente doloroso. De hecho, él no sabía lo realmente triste que estaba si no fuera porque al llegar a casa el regaño y grito de su padre no le afectó en lo absoluto, pero recordar las lágrimas, la mirada de decepción, y los hipos de Marinette al restregar su rostro en el cuello de su madre, fue lo que realmente le importó.

No entendía que es lo que sus padres buscaban con invitar a los de Marinette. Pero estaba casi seguro que algo malo ocurriría, y no era algo nuevo, de hecho todo lo que girara en torno a sus padres, casi siempre era algo malo, por eso deseaba mantener eso en secreto.

Solo era un secreto, solo uno.

Pero Adrien ignoraba que era un niño. Un niño pequeño que aunque no fuera de la mejor forma, sus padres querían protegerlo, pero no por beneficio de él, era por beneficio de ellos. ¿Qué pensaría la prensa de que el hijo del tan reconocido diseñador de modas Gabriel Agreste, se escapara de casa a una corta edad a jugar con la hija de unos panaderos?

Y entonces, si eso le avergonzaba tanto: ¿Por qué los había invitado a una reunión? ¿Qué era lo que su padre buscaba de todo eso?

Si Adrien fuera más grande sabría de lleno que lo que su padre buscaba con invitar a aquellos panaderos, era seguir manteniendo a su imagen impecable.

¿Quién le aseguraba a Gabriel que aquellos padres no hablaran a la prensa y confesaran el pésimo comportamiento de su hijo? Oh no, eso no le convenía.

Y después de tanta espera, Adrien logró posar su mirada en la pequeña familia que ya estaba enfrente del gran portón, aquel con rejas tan delgadas, que su cuerpo pasaba como mantequilla.

—Están aquí —susurró— ¡Ya llegaron!

Sus padres se pusieron de pie, acercándose a él y asegurándose de que la presentación de todos estuviera presentable.

—Puedes dejarlos pasar —avisó Gabriel a través de un locutor al nuevo guardaespaldas de Adrien.

Cuando lo vio por primera vez, le recordó a un Gorila por lo grande y fuerte que se veía, sin embargo, ahora él se encargaría de no dejarlo salir nunca más.

Los tres se acomodaron frente a la puerta que en cuánto fue abierta, las miradas de todos chocaron. Pero era claro, que la mirada de los dos pequeños fueron a los otros.

Adrien se dio cuenta que Marinette se escondía detrás de la pierna de su padre, lucía un atuendo un poco diferente a lo usual, bastante limpio y... no estaba nada arrugado. En cambio, Marinette se dio cuenta que con o sin máscara, los ojos de quien conoció como Chat Noir, eran los mismos.

—Buenas tardes, familia Dupain-Cheng —saludó su padre— Pasen por favor.

—Es un gusto volverlos a ver —sonrió Sabine— Esperamos no venir demasiado informal para esta situación.

—Oh, para nada, no se preocupe —carcajeó Emilie— Esto es algo sencillo.

Pues a ojos de la pequeña azabache, eso no era cierto. Esa mansión era gigantesca, se sentía como una hormiga en el mundo real, como un pez en el océano, o ella misma en la casa de un gigante.

The scary little kids [MLB] MAYO MARICHAT.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora