Cuando era un niño en ese pequeño y pobre barrio, las aves llenaban la plaza. Su madre rezaba por encontrar trabajo, buscando una señal en las estrellas.
Si había algo que se veía hermoso en la parte de ese pequeño barrio; era que, por la falta de luces en las farolas, las estrellas brillaban preciosas, haciendo competencia con las luces de la ciudad entera. Para alcanzar el techo tenían que sobornar al encargado.
Bruno recuerda las noches en las calle, hambre en las ventanas. Ropa que doblar, mientras que en la lluvia de verano salía a jugar junto a sus hermanas.
Mamá necesita un trabajo.
Mamá dice: "Somos pobres".
Un día ella dijo: el barrio 33 queda lejos. Con un taxi cada día bastará. Ahí podemos trabajar.
"Será mejor que limpies este desastre", le ordenaba su abuela.
"Paciencia y fé", susurraba su madre.
"Más te vale no llegar tarde. "
"Paciencia y fé ", seguía repitiendo ella, cuál mantra.
"Más te vale trabajar duro."
Compartiendo doble cama. Esperando un pequeño descanso. Los trillizos aprendían a leer y sacar cuentas para su abuela. Su madre encontró un trabajo, uno de sirvienta, y a veces se llevaba a unos de sus trillizos. Limpiando casas, puliendo con orgullo, restregando todo lo que tuviera manchas.
De días a semanas, semanas a años.
Bruno recuerda el pasado perfumado de ese aroma a crema de chocolate, humo de cigarro, tierra mojada por el agua sucia de las casas. El recuerdo lo envuelve como si se tratara de una manta, una que dependiendo del día podía ser reconfortante o muy asfixiante.
Recuerda el piso agrietado del apartamento dónde vivía. El montón de cosas que su abuela tenía tiradas en un rincón haciendo bulto.
Antes de casarse, Bruno recuerda los días un poco nublados, con ligeros vistazos de parte del sol y un cielo y ambiente azul con blanco.
El tacto de las paredes de las calles, grafitiadas. El autobús llenó a más no poder. Y las manos de sus hermanas extendiendose en la oscuridad, para poder tomarlo y guiarlo de noche en la calle.
Lo recuerda todo. Y también recuerda ese día en el que, por primera vez, se sintió horriblemente vulnerable.
Cuando a Bruno se le hacía muy difícil alcanzar algo, su hernana Pepa siempre estaba ahí para levantarlo, aun sin importar que ya no eran niños.
Cuando estaba triste, ella le hacía cosquillas hasta tumbarlo en el colchón viejo, suplicando a carcajadas que se detuviera.
Y cuando no había mucha comida en la mesa, la abuela solía dejarlo sin comer a él. Pero sus hermanas siempre le escondían un pedazo de arepa y se lo daban antes de dormir.
Ellas siempre estuvieron cuando él más las necesitaba. Pero él jamás pudo hacer nada por ellas. En especial por Pepa.
Ella siempre había sido una niña inquieta y muy conocida por no poder aguantar sus emociones. Ya sea rabia, tristeza o alegría, Pepa lo expresaba al máximo. A veces incluso parecía haber una nube de tormenta encima de ella cuando se sentaba en un rinconcito a llorar. Y Bruno se sentaba a su lado a tomar su mano y decirle que todo iba a estar bien.
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La esposa de Mariano Guzmán. (Mariano X Bruno Madrigal)
FanficMariano siempre habla sobre una persona maravillosa que lo espera en casa con los brazos abiertos y la comida lista. Sobre lo mucho que ama a esa persona y lo felíz que lo hace todos los días el solo ver su sonrisa. Tanto así que sus compañeros de t...