—¡I need it now, it's a orden —gritó mi padre al celular, cuando entré a la sala lo vi con el cuello de la vena hinchada—. Are idiots —al verme, sus humos parecieron bajar—. ¿Qué haces aquí, Jennie?
—Disculpa, pero esta también es mi casa —dije con obviedad—. ¿O qué? ¿también me vas a prohibir el entrar a la sala de la casa en la que vivo?
Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón. Mi padre se caracterizaba por ser un hombre de poca paciencia y más cuando la gente no hacía lo que quería.
—No estoy de humor para ti en estos momentos —dijo con brusquedad.
Reí sardónica, —Dime en que momento lo estás. Llevo queriendo hablar contigo hace una semana, y nada.
Se rascó la frente con su pulgar, –Dime, ¿qué quieres?
Enarqué una ceja, —Quiero que compres un taller mecánica —este me miró estupefacto.
—¿Qué carajos Jennie?
—Eso, quiero que compres un taller mecanico —volví a repetir.
—Yo no soy de ese lado, ¿para qué querrías tú eso? que yo sepa, odias el aciente, odias mancharte y es que no puedes caminar ni descalza por miedo a que los pies se te llenen de tierra.
Miró su celular el cual no paraba de sonar.
—¿Podrías dejar eso por un rato y prestarle algo de atención a tu hija? —señalé al maldito celular ese.
—Hoy un taller mecánica, ¿mañana qué, jennie? tus malditos caprichos me hartan —tomó su celular y se fue a encerrar a su despacho.
Y así era siempre, tenía que rogarle por un mínimo de atención, no quería eso, quería que me mirara a los ojos y buscara comprenderme. Que dejara de lado todo lo que tuviera que ver con ese sucio trabajo, porque odiaba el no poder salir con normalidad, odiaba a todo aquel que se alejaba por miedo a mi padre.
—Hey, ¿estás bien? —preguntó Jisoo detrás de mí.
—Estoy harta, Jisoo —mascullé.
—Tómalo con calma, sé que algún día se dará cuenta de lo mal que hace —esta me tomó de los hombros, reconfortándome.
—Es que por es que mamá ya no está aquí nosotras —le di el frente a Jisoo—. Por eso se fue, y ya no soporto esta tortura. Ya no la aguanto más.
—Jennie, ¿qué estás pensando hacer?
—Lo que siempre quise, hacer lo que se me diera la puta gana —fui directo hacia las escaleras.
—¡Espera! —la voz de Jisoo me detuvo—. ¿No te pensaras escapar?
—No quiero estar más en esta casa, Jisoo, me voy.
—No, Jennie, para ahí —corrió detrás de mí. Cuando entré a la habitación, saqué una mochila y la lancé sobre la cama—. No harás tal basura —me quitó la mochila.
—Devuélveme eso, Kim Jisoo —la miré amenazante—. Mira que no te perdono que te interpongas en mis cosas.
—Soy tu prima, una prima que es casi como tu hermana, no puedo dejarte hacer esto, piensa en como se pondrá si sabe que a su hija le va a pasar algo.
—Y ese es el problema, es que ya ni eso parece importarle. Sólo habla de que si salgo, sus enemigos podrían rastrearlo a traves de mí, ya ni siquiera me ve como su hija, Jisoo —lancé mi ropa, toda por el balcón—. Y esto harta, así que si no me das eso, me largaré con mis cosas en la mano.
Jisoo soltó la mochila y se dirigió a mí con un semblante serio y fuerte.
—Mira, Jennie, por una puta vez en tu maldita existencia, deja de comportarte como a una niña, deja de hacerlo, porque sólo porque no tienes lo que quieres, te comportas como si nunca lo tendrás —me ladró—. Y no, no es justo que veas como otros se joden por ti, porque a mí no me engañas, al final del día tú sí sentiste algo por Kai, porque él te daba ese afecto de padre.
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Cuidado Con Sus Labios. (Jenlisa)
RomanceSer hija de uno de los narcotraficante más grandes de todo New York tiene sus ventajas pero también sus desventajas. Por lo mismo tanto Jennie Kim una noche, decide ir a una fiesta, pero termina sola y en medio de una solitaria avenida que muy pocas...