Capítulo 45.

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LISA.

DOS DÍAS DESPÚES.

—Estoy mejor, dejen de cuidarme como si fuera un bebé que se fuera a chocar contra una esquina —me quejé con mis amigos.

—Que mal agradecida nos salió, fijate —bufó Yuna—. Pues te jodes —me dio un golpe en el brazo el cual me hizo soltar un quejido—. Sorry.

—Ya, no importa —me senté en el mueble de la casa llevándome la mano a mi costado derecho—. ¿Lucía te dijo algo, Rosé?

Esta negó, —Sólo dijo que nos preparemos para lo que se viene.

—¿Tan grave es? —quiso saber Bambam el cual se había sentado a mi lado.

—Jennie habló conmigo —opinó Rosé—. Ella me dijo que su adre se está preparando muy bien y que dejó de buscarte Lisa, pero no porque quería, sino porque esta se lo pidió. Tienes suerte.

Fruncí los labios, —Mientras Jennie se mantenga al margen de esto, yo estoy más que bien.

—Ella quería enfrentarse a Min-ho desde ya, pero opinó que esperar un día más era mejor; y yo creo que sí —dijo Rosé.

—Lucía no solo piensa en el rencor y el odio que le tiene a Min-ho, ella también está pensando en Jennie, y yo la entiendo —pronuncié.

—Pero mientras más tiempo se le dé a Min-ho, peor será, pónganse a pensar en ello —habló Yuna.

—Eso ya no está en nuestras manos, chicos —dije.

El timbre de la casa sonó. Me intenté parar para abrir pero Yuna me lo impidió.

—Tranquila, ya voy yo —de igual manera me puse de pie, era bueno que yo caminara un poco, el doctor me lo recomendó.

—¿Te duele el brazo? —preguntó Bambam.

Negué, —No tanto como antes; estoy mucho mejor, chicos, de verdad. Gracias por preocuparse por mí.

—¿Dónde está, Lisa? —una voz la cual yo reconocía perfectamente, una voz hermosa y melódica. Dirigí la mirada al frente y no pude evitar medio sonreír cuando la vi. Lucía igual de hermosa que siempre—. Lisa...

—Jennie.

Como si fuéramos dos imanes, Jennie corrió a mí y se enganchó a mi cuello; el dolor dejó de ser importante en ese momento; el dolor se desvaneció cuando la tomé en mis brazos y sentí que confiaba en mí, que no era la misma Jennie llorando. Enterró su cara en mi cuello.

—Estás bien, Lili —se separó—. Dios, me alegra verte así, estás...

—Sí, estoy bien. ¿Pero y tú?

—Sí, obvio, te extrañé.

—Todos extrañamos a Lisa, creímos que no la contaría pero la chica aquí —Bambam golpeó mi brazo—. Es fuerte.

—Idiota —golpeé la cabeza de este.

—Oye, enséñale los regalos a Jennie —me incentivo Yuna.

—Pero que conste, yo también puse mi grano de arena, yo ayudé a escoger al animal —intervino Rosé.

Jennie rió, —¿Que regalo? creí que todos me los habías dado.

Ladeé la cabeza, —No, en realidad pensaba darte los otros dos aquí.

Hice un silbido y un bonito Pomeranian corrió hasta llegar a los pies de Jennie, sus labios formaron una muy amplia sonrisa, se agachó y lo tomó entre sus brazos.

—Es... Dios... que hermoso, me encanta —besó su cabecita, a lo que el pequeño lamió la cara de Jennie—. ¿Tiene nombre?

—No, es tuyo, así que lo tienes que decidir tú —dije, obvia.

Cuidado Con Sus Labios. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora