La noche estaba marchando tal Lisa quería, todo transcurría con normalidad, tanto que desconfiaba. Creía que no era normal aquello.
Así que no se fue a la cama, sino que esperó, se quedó en la cocina tomandose un jugo de naranja como todas las noches antes de dormir. Rosé le hacía compañía y también a esta le parecía muy extraño, que ni Jennie ni mucho menos la otra menor hayas bajado a cenar con la excusa de que no tenían hambre y verían una pelicula.
Tanto Lisa como Jennie conversaban, sin tener idea de lo que habían planeado aquellas dos chicas, o bueno, las cuatro chicas. Dos esperarían a Jennie y a Jisoo abajo, mientras aquellas amarraban sábanas y bajaban por la ventana de Jennie. Obvio, estaba pensado hacerse cuando todos se fueran a dormir.
Jennie no pudo no entrar en desesperación cuando no vio las intenciones de Lisa irse a dormir, sino que era todo lo contrario. Y se lo encontró muy extraño dado que Lisa tenía un horario fijo para irse a dormir.
¿Sospechará?
Se preguntó Jennie.
—Ay, Jennie, no quiero hacer esto —dijo Jisoo, acordándose.
—¿Cómo que no? ya estamos vestidas —se señaló a ambas—. Aparte no me puedes hacer este desplante.
Jisoo llevaba un vestido un poco más cubierto que el de Jennie, dado que aquella siempre fue un poco más quisquillosa con la ropa, pero aun así el que tenía dejaba ver y admirar su precioso cuerpo, dejando poco a la imaginación. En cambio Jennie si tenía uno escotado, negro y bastante corto el cual se tenía que estar acomodando. El de Jisoo era abierto en la espalda, el de Jennie dejaba ver algo del valle de sus senos.
Ella en serio quería hacer algo esta noche, se encontraba aburrida, y no podía estar parada para toda su vida por el simple hecho de que Lalisa Manoban ahora sea su guardaespaldas; porque sí, era algo obvio que con ella había que tener mucho cuidado porque de la nada, se había vuelto muy compinche de su padre.
—¿Por qué haces esto realmente? —quiso saber Jisoo—. ¿Por qué quieres salir, disfrutar y eso o por qué tu guardaespaldas está tocándote los ovarios? —claro, era obvio porque lo hacía, pero Jisoo quería la respuesta de la boca de su prima.
—Por las dos, desde que Lalisa está aquí no hago más que atormentarme, Jichu, quiero ser yo misma otra vez —abrió sus brazos, haciéndole una demostración.
—Ella te cuida, Jennie.
—No, ella sólo cuida su reputación, no es más que una interesada y una maldita regalada. ¿No ves como se sonrién ella e Irene?
No quería admitirlo, pero sentía un fuego dentro de ella que no tenía nada que ver con la excitación; estaba muy enojada, porque Lisa jamás la miraría con aquella perversidad pero al mismo tiempo con aquella tranquilidad. Irene y ella conversaban mucho, incluso, podían durar horas sin hablar y sentirse cómodas.
Eso lo había confirmado Jennie cuando las vio a ellas dos sentadas en la cocina, mirandose, sólo así, sin decir nada. Era tan tonto, pero dentro de ella nada estaba bien cuando se trataba de Lisa. La odiaba, la detestaba pero no precisamente porque se hubiera ganado su odio, sino porque la rechazó, porque la hizo sentir inferior y hasta por un momento, dudar de ella.
Por eso mismo, Jennie quería salir y divertirse, olvidándose por completo de que tenía un padre sumamente controlador, a una guardaespaldas irritante y a una prima que le recordaba todo lo que hacía mal. Y a ti, Kai.
Se dijo para sí misma. Aquello todavía permanecía en la cabeza de Jennie, ella sabía que se le haría muy dificil de olvidar. Todas las mañanas que se sentaba en la cama, se preguntaba en que momento su padre se dio cuenta de todo, y por qué la familia de Kai jamás asistió a su funeral. Jennie tampoco hizo el favor de buscarlas, para ella era mucho mejor decir que nunca le importó.
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Cuidado Con Sus Labios. (Jenlisa)
RomanceSer hija de uno de los narcotraficante más grandes de todo New York tiene sus ventajas pero también sus desventajas. Por lo mismo tanto Jennie Kim una noche, decide ir a una fiesta, pero termina sola y en medio de una solitaria avenida que muy pocas...