—¿¡Cómo, Rigoberto, como demonios me vas a decir que Jennie y Lisa tuvieron un accidente!? —preguntó a gritos Min-ho—. ¡Mi hija y Lisa!
Gritaba por toda la casa, mientras tenía un vaso de cristal en la mano con Whiskey. Rosé miraba la situación desde un lugar, asimismo, Irene y Jisoo hacían lo mismo, las tres estaban preocupadas, pero Rosé más que nadie. Le habían dicho que Lisa había sido la más afectada. Le había escrito a Lee Dong-min, diciéndole que tenía que averiguar un poco sobre la situación.
—No sabemos lo que pasó, dicen que los frenos...
—¡Siempre antes de salir te pido que los revises, ¿qué pasó hoy!? —Min-ho se cruzó de brazos, fulminando con la mirada a Rigoberto—. Apunta el día; si a mi hija le pasa algo te mato —no fue una amenaza, fue una promesa.
—Se supone que Lisa es la guardaespaldas y si revisé antes de que ellas salieran —dijo Rigoberto.
Si algo odiaba Min-ho, era que lo retaran o peor aun, que le respondieran. Este tomó a Rigoberto de la solapa de la camisa y lo elevó, clavándole los ojos. Dejó caer el vaso el cual se destrozó por pedazos.
—Si a alguna de las dos le llegase a pasar algo —lo empujó hasta que cayó al suelo, y desde arriba le dijo:— Me desconozco, es una promesa. Te mato.
Rosé se preguntó el porqué Min-ho defendía tanto a Lisa, el porqué trataba así a su empleado de confianza, se supone que este llegó primero. Pero se veía muy familiarizado con Lisa. ¿Sabrá algo sobre todo esto? no, era imposible, en realidad tenían todo muy cuidado y no habían dado ningún paso en falso.
Rosé había descubierto cosas que se moría por contarle a Lisa, pero de seguro esta se tomaría unos días de descanso, lo más probable es que ahora regrese con más fuerza que antes. La puerta principal se abrió, cuando Jennie entró a la sala, todos soltaron un suspiro aliviador.
—Hija —Jennie por primera vez en mucho tiempo, corrió hasta los brazos de su padre y lo abrazó con fuerza, Min-ho cerró sus ojos—. Dios mío, me preocupé muchísimo.
—Tuve mucho miedo, papi. No supe que hacer, y Lisa —se trancó, le dolía hablar de ello—. Ella en serio se veía mal. Tienes que prometerme que estará bien, que le pagarás todo...
Min-ho se separó de su hija y asintió.
—Le avisaremos a sus padres, todo va a estar bien con ella, te lo prometo —dejó un beso duradero en su frente—. Cuando me dijeron que te había pasado algo, en serio me imaginé lo peor.
—Lisa me protegió —dijo Jennie con firmeza—. Ella no permitió que nada malo me pasara.
Min-ho se sentía agradecido con Lisa, en el fondo, era la primera vez que se sentía tan agradecido con una persona que no fuera de su familia. Por haber protegido a la única mujer que lo inspiraba a ser mejor cada día. Y tenía en mente de que jamás olvidaría aquello; porque estaba seguro de que Lisa daría la vida por su hija si algún día este llegara a faltar.
—Lisa es una buena persona —dijo por lo bajo—. Una increíble persona.
Rosé se quedaba mirando la escena, hasta que no aguantó más y se dirigió a la cocina aprovechando que todos aquellos estaban distraídos hablando entre sí. Rigoberto había salido, y por lo mismo tanto, también aprovechó con eso, ya que no confiaba tanto en él, por algunua razón, algo le causaba desconfianza de aquel hombre.
Tomó su celular y marcó el numero de Dong-min, la llamada no tardó en ser contestada.
—¿Pudiste hacer algo con Lisa? —preguntó Rosé.
—Sí, su familia fue informada y se la llevaron a casa, ahora mismo debe de estar descansado.
Rosé por fin pudo respirar en paz, sentía más confianza al saber que Lisa estaba bien y que nada se había extendido a más. Que fue más el susto que otra cosa.
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Cuidado Con Sus Labios. (Jenlisa)
RomanceSer hija de uno de los narcotraficante más grandes de todo New York tiene sus ventajas pero también sus desventajas. Por lo mismo tanto Jennie Kim una noche, decide ir a una fiesta, pero termina sola y en medio de una solitaria avenida que muy pocas...