Wonyoung [Sunsun]

XVIII

Wonyoung jamás había sido una chica quisquillosa o caprichosa y es que jamás tuvo el tiempo para serlo.

A corta edad tuvo que hacerse cargo de su hermano ya que sus padres trabajaban y no tenían dinero para pagar una niñera. Ella también era una niña pero terminó teniendo la responsabilidad de cuidar de alguien más.

Siempre escuchaba comentarios sobre su apariencia diciendo que era muy bonita y que parecía una muñeca y estaba contenta de recibirlos pero su aspecto físico era lo que menos le interesaba o eso fue hasta que creció.

—¿Por qué compras tanta ropa?—indagó Sunghoon curioso la décima vez que la había acompañado de compras en la semana.

Estaba frente al espejo observando como le quedaba un conjunto Channel que había escogido apenas había entrado.

—Porque la apariencia es todo, vivimos en un mundo superficial, como te ven te tratan. Quizás a ti no te haya pasado porque seguramente jamás te faltó nada, pero para nosotros era normal ser señalados por tener menos que los otros, utilizar ropa vieja o rota, zapatos que no nos iban o mochilas que nos regalaban. La gente tiene la necesidad de sentirse superior a los demás por lo que si notan que tienen más poder sobre tí no dudan en aprovecharlo. Por eso a pesar de no tener mucho siempre traté de verme arreglada con lo poco que tenía, así las burlas pararon y la gente parecía no saber que no teníamos dinero. Ahora si puedo comprarme las cosas bonitas que desee, así que, ¿por qué no?

Quizás era cierto que había desarrollado un tipo de obsesión por su apariencia pero pensaba que era totalmente justificada. No quería ser hipócrita y decir que el dinero no lo era todo cuando ella sabía perfectamente que pasaba cuando te faltaba.

Sunghoon la comprendió y no la juzgó y eso era una de las cosas que le gustaban de él.

A lo largo de su vida, muchos chicos se le habían declarado, le llevaban chocolates, le regalaban rosas o cualquier tipo de cosas materiales pero ella siempre los había rechazado. Tenía otro tipo de prioridad en ese momento, como asegurarse de tener buenas notas y cuidar de Sunoo además de que jamás le había interesado ninguno.

Pero eso cambió cuando conoció a Sunghoon.

La primera vez lo vió en la cafetería riendo con sus amigos y creyó que había sido amor a primera vista pero no lo conocía mucho. Por lo qué luego de que sus amigas la alentarán, decidió hablarle para acercarse a él.

El tiempo pasaba y comenzaron a hacerse más unidos, Sunghoon era un chico dulce y atento que siempre cuidaba de ella, por primera vez se sintió protegida. No era ella la que cuidaba de alguien sino al revés.

Jamás le había sucedido que un hombre no la notara y no sabía que hacer porque era la primera vez que le gustaba alguien por lo que optó que declararse sería la mejor opción. Tenía todo planeado, lo haría en la fiesta de su cumpleaños, tenía un vestido precioso que sabía que lo cautivaria.

“Si, me gusta Sunoo”

Era la primera vez que se enamoraba y la primera que le rompían el corazón

Cuando escuchó al chico que tanto la volvía loca decir esas palabras la desilusión no tardó en llegar. Quiso enfadarse con él por no corresponderle y fijarse en su hermano, quería llorar, gritar y hacer una rabieta infantil porque de alguna u otra forma quería desahogar su dolor.

Pero no podía hacerlo, por más que su impulso deseaba echarse en la cama, hacerse bolita y llorar hasta que dejara de doler sabía que no podía porque su hermano lo necesitaba y debía ser fuerte por él.

Sunoo la estaba pasando mal además debía mantener sus notas y responsabilidades como presidenta, no tenía tiempo para distraerse con pequeños detalles.

En un principio quiso enfadarse con su hermano pero simplemente no podía, sabía que no tenía la culpa de nada.

—Wonyoung, ¿segura que estás bien?—preguntó Gaeul preocupada durante el almuerzo por quinta vez en el día.—Estás pálida y pareces cansada, ¿estás durmiendo bien? ¿es por Sunoo?

La mirada preocupada del resto de sus amigos la inquietaba, simplemente sonrió como solía hacerlo tratando de calmarlos.

—Si, estoy bien es que sólamente ayer me quedé con Sunnie toda la noche y no pude descansar bien. Pero no se preocupen.

—Sabes que cualquier cosa que necesitas estaremos aquí, ¿cierto?—la mano de Rei se posó sobre la suya.—Te queremos mucho y... ¡Jay maldito infeliz, ya te dije que quites tus sucias manos de mi hermano!

El grupo rió y Jungwon se sonrojó. Desde lo de Sunoo a petición del resto se había sumado a ellos alegando que no estaría bien que quede solo. El menor parecía estar particularmente interesado en su hyung estadounidense y parecía ser recíproco.

Wonyoung volvió a reír al observar la mini disputa que se había formado entre Rei y el rubio.

—¡Te dije que no me insultes en japonés! Hazlo en coreano, cobarde.

Ambos habían comenzado a hablar en sus idiomas natales provocando que ninguno entendiera. Jungwon habló en japonés diciendo algo que calmó a su hermana y llamando la atención del resto de amigos.

—Es lindo incluso cuando habla en japonés.—chilló Liz apretando sus mejillas provocando que el menor se avergonzara más.

Wonyoung los observba y se sintió afortunada de tener a sus amigos ya que últimamente todo había sido un descontrol. Después de lo de Sunoo sus papás habían ido a la escuela a armar un escándalo alegando que presentarían una denuncia si no hacían nada. El director simplemente “castigó" a Juyeon mandandolo a detención durante dos semanas luego de que finalizara el horario escolar.

Era absurdo, completamente injusto e irracional, ¿dos semanas de horas extra por enviar a su hermano al hospital? El director alegaba que Sunoo no había sido el único herido, sino que Juyeon también por lo que Sunghoon recibió el mismo castigo ¡No tenía sentido, solo lo estaba defendiendo!

Trató de utilizar su influencia como presidenta para hacer algo, pasó días leyendo el código de conducta y finalmente reunió lo necesario para presentar una queja ante el Comité Disciplinario.

—Si presentas una queja ante mi hijo también lo haré contra el señorito Park por agredirlo en dos ocasiones diferentes.—fue lo que le dijo el director provocandole que la sangre le hirviera.

Quería ver correr sangre, debía asegurarse que la persona que tuvo el atrevimiento de herir a su hermano pagara las consecuencias. Sus padres habían buscado los mejores abogados de la ciudad y ella se estaba encargando de hablar con alumnos que haya acosado anteriormente para que fueran testigos en el juicio.

Pero Sunoo les rogó miles de veces que no intervinieran hasta que los tres cedieron.

—Noona, en serio no vale la pena, es inútil. Además, tú estás en último año y no te conviene tener al director en tu contra. Pronto serán las admisiones para la universidad y es él quién escribe las recomendaciones.

—Pero Sunnie...

—Se cuanto te esforzaste, no tires todo a la basura por algo inútil.

Iba a negarse pero el rostro de súplica de Sunoo la hizo ceder.

—Está bien.—suspiró resignada.—Hablaré con mamá y papá para que no lo hagan.

—Gracias noona.

Wonyoung se sentía impotente, había fallado en proteger a Sunoo.