XI

7.1K 969 100
                                    

Cuando sus papás llegaron a casa hicieron un revuelto como siempre. Se supone que debían llegar una semana antes, pero como siempre llegaron más tarde.

La casa que usualmente estaba en silencio por ser tan grande se había llenado de las voces y risas de sus padres dándole nostalgia y un aspecto cálido al hogar.

—Sunnie, cariño.—su mamá habló al verlo bajar las escaleras.—¿Por qué siento que cada vez estás más grande? Y solo estuvimos afuera cuanto, ¿una semana? ¿dos?

—Fue casi un mes, mamá.—respondió mientras le daba un corto abrazo. Luego saludó a su padre quien revolvió su cabello con cariño.

—Lo lamento, cariño, surgieron algunas inconvenientes y no pudimos volver a tiempo ¡pero cerramos un trato excelente!

Se preparó mentalmente para escuchar las excusas de sus padres y de lo maravilloso que había sido aquel viaje de negocios.

—Estoy exhausta.—musitó su madre sacándose el saco.

—Vayan a descansar, el viaje hasta aquí habrá sido largo.

—Primero queremos ver a tu hermana, ¿dónde está?—habló su papá.

—Probablemente estudiando en su cuarto.

—¡Lo había olvidado! ¿Cómo va la nueva escuela? ¿Hiciste muchos amigos?—su progenitora parecía entusiasmada por tener detalles de su vida.

La pregunta le causó una sensación amarga.—Mamá hace meses que estoy allí.

—Lo lamento, Sunnie, tengo muchas cosas y se me pasó.—hizo un puchero que la hacía ver infantil.—Pero si hiciste amigos, ¿cierto?

No podía decir la verdad, que lo golpeaban y que hasta el día de ayer no tenía ningún amigo. No le gustaba preocupar a sus papás cuando siempre estaban tan ocupados que apenas tenían tiempo para descansar, por lo que al ver la ilusión de su madre, mintió como siempre solía hacer cuando le preguntaban sobre su vida.

—Si, la escuela es fantástica y tengo muchos amigos.—sonrió forzadamente.

—¿Y las notas? ¿Te va bien?—esta vez indagó su padre.—Aunque eso es lo de menos, lo importante es que tengas amigos, las calificaciones no son lo más importante.

Asintió levemente, al menos sus padres no eran estrictos con ellos aunque no tenían ningún derecho en serlo pues nunca estaban. Pensó que estar con ellos era como encontrarse con aquellos familiares que veías cada cierto tiempo y querían saber sobre tu vida.

—Bueno, iremos a ver a tu hermana.—se despidió su madre encarando las escaleras.—Más tarde cenaremos juntos en familia y acuérdate que mañana tenemos la cena con mis socios.

Suspiró aliviado cuando ambos se fueron, tanto cariño de repente lo sofocaba. Siempre buscaban compensar todo el tiempo perdido en las pocas horas que solían estar en casa.

*******
—Te sucede algo.—mencionó Jungwon señalándolo con los palillos, su boca estaba llena de comida haciendo que suelte una mueca.

—Primero, traga y luego pregunta.

El castaño luego de la escuela había ido a su casa. En ese momento se encontraban en la sala comiendo algo dulce que les había preparado su noona. Por su lado, sus padres parecían encantados de conocer a uno de sus amigos.

Jungwon tragó y volvió a hablar.—Tu hermana cocina maravilloso, me casaría con ella.

Sunoo rodó los ojos pero luego sonrió, si hubiera sido otra persona le molestaría pero viniendo de Jungwon no lo hacía.

—Lastima que eres gay.

—¡Pero puedo ser un excelente esposo gay! Piénsalo, no tienes que estresarte con relaciones aburridas porque no habría amor de por medio. Sé cocinar, soy buen hijo y tengo buenas notas.

—Resérvatelo para la persona que en un futuro si te va a querer de esa forma.

Fue un comentario inocente por parte de Sunoo, pero vio como el rostro de Jungwon cambió por unos segundos pareciendo perdido.

—¿Jungwon? ¿Dije algo malo?

El menor pareció volver posando su típica sonrisa en su rostro.—Para nada, ¿decías?

Cuando iba a volver a hablar fue interrumpido por la puerta del despacho de sus padres abriéndose. Su mamá hablaba por teléfono con alguien e iba camino hacía la puerta, cuando se cruzó con ellos paró un segundo alejando su teléfono y tapándolo.

—Lo lamento, Sunnie debo irme por un rato pero volveré para la cena. Recuerda ir bien vestido, ¿si?

Sunoo asintió como un buen hijo aunque sabía que no iría a dichosa cena.

—Y Jungwon fue un gusto conocerte, cuando quieras venir siéntete libre de hacerlo cuando quieras. Está también es tu casa, ¿si?

—Muchas gracias, señora Kim.—agradeció el menor tímidamente con una sonrisa.

Finalmente su madre abandonó la casa, Sunoo sabía que era cuestión de tiempo para que algo nuevo surgiera y se tuviera que ir.

—Tu madre es genial, es toda una empresaria.—comentó Jungwon.

Hizo una mueca.—Supongo que sí.

—¿Es como en los dramas? ¿Heredaras la empresa y serás un CEO cool joven que todos desean?

Sunoo rio por la imaginación de su amigo.—Todavía no hablamos sobre quién se quedará con la empresa, falta para eso y mis padres la tienen hace poco. 

La puerta se volvió a abrir no siendo escuchada por el grupo de amigos quienes estaban inmersos en su mundo.

—Bueno, si la heredaras sabes que aquí tienes un esposo disponible.—Jungwom levantó y bajó las cejas sugerentemente, luego hizo un intento de guiñar pero no le salía por lo que terminó haciendo un gesto raro causando una melodiosa risa en Sunoo.

—Créeme que cuando me tenga que casar serás mi primera y única opción.

—¿De que están hablando?—preguntó Wonyoung curiosa. Detrás de ella venía Sunghoon con varias bolsas en su mano, tenía una cara de pocos amigos lo cual lo intimido un poco.  No quería admitirlo pero estaba algo celoso de aquel chico de hoyuelos que parecía unido a Sunoo. Además, ¿matrimonio? ¿no eran jóvenes para pensar en eso?

—Noona, llegaste. ¿Cómo te fue?

—¡Genial! Compré muchas cosas nuevas y algo especial para esta noche.—señaló las bolsas que llevaba Sunghoon, parecía un perchero.—Hoonie me acompañó.

—Creo que tendría que irme.—decidió despedirse el azabache con una reverencia.—Nos vemos más tarde, Sunoo.

El nombrado solamente asintió tratando de permanecer tranquilo ya que la presencia de Sunghoon lo ponía nervioso. Cuando finalmente se fue, pudo soltar todo el aire que no se había dado cuenta había retenido.

Wonyoung [Sunsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora