Pov: Lectora.
Una vez que comienza mi turno, no puedo negarme a ninguna de sus peticiones, ni cuestionar sus métodos. Después de todo, me paga para hacer esto.
Tras meses de asistir aquí, ya me había acostumbrado a ser una muñeca de exhibición, ignorada la mayoría del tiempo.
Ayer casi pierdo todo por un incidente y hoy vuelve a retarse pidiéndome algo que podría hacerlo fallar y romper nuestro trato.
Pero no puedo evitar creer que esto es una clase de recompensa por todo el tiempo que estuve esperando. Puede ser que no lo hace por él, lo hace por mí.
¿Debería estar muriendo de miedo? ¿moriré esta noche? y si así fuera, ¿importa?
No he logrado nada interesante en mi vida además de este empleo.
O quizás, sólo quizás, todo saldrá bien a partir de hoy.
—¿Estás cómoda? —Me preguntó sin romper contacto visual, desvistiéndose frente a mí.
—Me siento nerviosa. —respondí abrazando una de las almohadas de su cama.
—¿Es tu primera vez? —Era obvio que notó mi falta de experiencia al verme temblando en una mezcla de emoción, excitación y miedo. Se me acercó al oído y sin tocarme susurró causándome cosquillas.— Recuerda, mira mis ojos en todo momento, si notas que cambian de color, debes decirlo y me detendré.
Mi imaginación estaba volando y todavía no comenzábamos. Al verlo desnudo por segunda ocasión pensé que no debía causarme la misma impresión.
La diferencia era que mientras se desvestía, iba subiendo a la cama y yo retrocedía hasta recargar casi todo mi cuerpo contra el respaldo, una vez que quedó en ropa interior ya estaba encima mío, dándole un beso a mi frente.
Al parecer, bendecía sus sagrados alimentos.
—Es tu turno. —Sedujo pasando sus dedos por mi pecho, abriendo uno a uno los botones de la blusa.
—No ensucies mi uniforme... —pedí al verlo soltar mi blusa al suelo, sin ser inconsciente del significado de mis palabras.
—Por eso te lo estoy quitando.
Se las arreglaba para tocarme de a poco acariciando con sus manos la piel de mis caderas cuando bajaba mi ropa interior por debajo de la falda.
Entonces noté una erección bajo su ropa interior, como era mi primera vez mi mente comparó la reacción que tuve con la tensión que guardaba cuando una enfermera preparaba una jeringa para inyectarme y yo sólo pensaba, ¿cuánto va a doler? basándome en el tamaño de la misma.
Sin embargo, distraerme era lo peor que podía hacer ante él.
—Olvída todo lo que sabes de mí —ordenó pasando atrevidamente una de sus manos por la superficie de mis senos, revocando el sostén que los protegía— en este momento conocerás a alguien completamente diferente.
Era innecesario aclararlo, evidentemente no actuaba como siempre, pero se notaba en sus ojos dilatados lo mucho que deseaba hacerme lo que sea que estuviese pensando.
Sus labios buscaron los míos estremeciendo mi cuerpo con el primer beso de aquella tarde.
Las luces de la recámara estaban apagadas, nos iluminaba una lámpara tenue al lado de la cama.
Tomó mis manos y las llevó sobre mi cabeza, me besaba una y otra vez robándome el aliento para que no me diera cuenta cuando un par de cadenas me ataron a la cabecera, no podía mover las muñecas.
Creí que se trataba de un juego previo, hasta que ví sus ojos, el escarlata lo consumió, tenía razón. La persona con quién lo haría era alguien completamente diferente.
—Kurapika... tus ojos... —avisé tal como me lo dijo, pero calló mi boca con un beso más profundo.
Terminó de sacar mi falda y separó mis piernas para tocar ligeramente mi parte íntima, deslizando suavemente las yemas de sus dedos estimulando mi clítoris.
Solté un gemido imposible de callar, apreté mis labios vaginales ante la imposibilidad de moverme.
Volví a repetir en medio de mi excitación que sus ojos estaban rojos, pero seguía sin escucharme.
—Si no me hace daño, todo estará bien. —pensé tratando de mantenerme cuerda, llevaba unos pocos minutos con ese "masaje", metiendo uno de sus dedos dentro de mí.
Después ví su lengua aproximándose a mi estómago, subiendo desde el ombligo hasta mi cuello, donde dejó algunas lamidas y chupetes, arrancando de mi boca su nombre en repetidas veces, 2 de sus dedos se introdujeron en mi vagina humedeciéndo toda la zona.
—Gime más para mí. —pidió erizando mi piel, ¿cómo no hacerlo cuando me amenaza con esas manos? y esa boca que marcaba mi cuello.
Pronto sacó sus dedos antes de que llegara a mi límite, levantó mi cintura con sus brazos y jugó con mis pechos usando su boca, besando, lamiendo y dando suaves chupetes a mis pezones.
Era una dulce tortura jalonear esas cadenas en vano, él podía hacer lo que realmente deseaba usando el impulso sexual de sus ojos rojos, lo entendí al darme cuenta de que era conciente aún, sólo que fingía no oírme para ver mi rostro resignado al placer.
Quería más de él, mi útero deseaba con urgencia su miembro dentro, y me lo concedió.
Una erección de su parte lista para mí, abrí mas las piernas, envolviendo sus caderas sin poder ocultar mi desesperación de ser penetrada.
Con suma delicadeza fué abriéndose paso por mi cavidad vaginal, y yo lo apretaba para sentirlo más rudo.
Una pequeña parte de mi cerebro todavía susurraba "detente", "sabes que te está doliendo".
La primera vez suele sentirse así, todo es nuevo, incómodo, crees poder con ello y te dejas llevar, es fácil hablar y pedir más, pero sabes que ya estás llena.
Cuanto más se movía generaba miles de sensaciones en mi cuerpo, entre el placer enceguecedor, un dolor que crecía como bola de nieve.
Su vaivén era lento e iba subiendo la velocidad, me cambió de posición y me puso de espaldas, aún con las manos inhabilitadas, volvió a introducirse de forma más rápida, lo cuál me hizo gritar.
A partir de ahí, sentí que algo se había abierto de más, un desgarre extraño que aumentó mi sensibilidad, perdí la virginidad, mi himen estaba roto.
Mis piernas comenzaron a flaquear, a cansarse, las muñecas se me acalambraban, ¿porqué todo eso era ignorado por mi cerebro? toda mi concentración estaba en ser jodida como gata en celo por el hunter más atractivo y peligroso que pude conocer.
Entre gemidos y jadeos, llegué al clímax antes que él y mientras iba recobrando la cordura, el dolor comenzó a hacerse presente.
—Estoy en problemas. —pensé al escuchar la alarma de las 5. La hora había terminado, pero mi pareja no se detenía.

ESTÁS LEYENDO
Tentación pagada [+18] [Completa]
FanficHas sido contratada como sirvienta por un peligroso cazador de listas negras llamado Kurapika, al que todos temen acercarse. La desesperación por encontrar empleo de medio tiempo te obligó a firmar un acuerdo que no entendiste muy bien, pero no le...