22.- No hay un plan

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Te costó dormir aquella noche, ansiosa por el día siguiente, pensando en lo ingenioso y discreto que había sido el hunter de la lista negra al ocultar perfectamente cualquier indicio de lo que pasó entre ustedes.

Y por si fuera poco, durante la charla con tu madre usó palabras clave que sólo ustedes entendían, volverías a trabajar con él durante 6 meses más, lo cuál significaba un nuevo contrato y por lo que había insinuado, su relación pasaría a un nuevo nivel de dificultad.

Jamás habías dormido más de dos días en otra cama además de la tuya, tus padres apenas y te dejaban hacer pijamadas con Jade, ya que para ellos no era la mejor de las influencias.

Sin embargo, por vez primera ambos estaban de acuerdo con aquella situación y te sorprendía la manera en que Kurapika se los había ganado con su actitud, su forma de hablar y su engañosa apariencia delicada.

—Tengo una habitación extra donde ella puede estudiar sin problemas, permanecerá en contacto con ustedes a cualquier hora y obviamente vendrá a verlos para que se sientan tranquilos, yo me encargaré de traerla personalmente. —La seguridad y porte educada del apuesto rubio los había hecho entrar en confianza, dejarían a su hija en buenas manos por un tiempo para que pudiera terminar sus estudios con los recursos y el apoyo correspondiente.

Ni la mejor beca escolar te daba los beneficios que él ofrecía. Tú fuiste la única que notó su desesperación cuando apareció listo para llevarte con él a las 7:am, así que, aún estando en pijama, arreglaste tus maletas y Kurapika te ayudó a subirlas al auto mientras tu madre se despedía de tí.

—Todo esto es por tu bien, este chico es un cazador —dijo mamá con cierto orgullo— las torres para Hunter son los lugares más seguros, para una estudiante como tú es la mejor opción, tienes un gran guardaespaldas como jefe y en un mundo tan peligroso como este, es una oportunidad irrepetible para quienes estamos indefensos de los criminales.

El sermoneo maternal no podía faltar, cada vez que salías tenía alguna advertencia que darte y esa mañana no fué la excepción.

—Yo sé que tener contacto con hunters actualmente es beneficioso para tu carrera, ellos conocen de empresas millonarias donde pueden recomendarte, pero ten mucho cuidado, no todos son buenas personas, me asusta pensar que algo pueda pasarte, si sospechas aunque sea un poco que algo anda mal, llámanos. —murmuró apretando ligeramente tus manos, demostrándote que a pesar de dejarte ir sólo unos meses, parecía una despedida eterna.

—Los quiero, por favor, cuídense también, no trabajen demasiado, les estaré enviando dinero cada semana. —con un abrazo finalizaste aquella conversación para subir al auto como una recién casada, al menos para ellos.

Y así se sentía, Kurapika se veía contento, una ligera sonrisa adornaba su rostro que resplandecía con los primeros rayos del amanecer. Ni siquiera parecía real, jurabas que era un sueño.

—Tus padres me caen bien, se nota su amor y preocupación por tí, ahora entiendo porqué son tan sobreprotectores. —expresó con ternura causándote un revoloteo de mariposas en el estómago.

—Eso crees pero mañana mismo vende mis cosas en un tianguis. —comentaste haciéndolo reír. Era extraño y a la vez hermoso verlo tan felíz que te apenaba arruinar el momento, por lo cuál, reservaste cualquier pregunta para después.

El sol naciendo por los enormes ventanales del departamento te recordaron al día que despertaste en su cama, estar ahí por la mañana sabiendo que te quedarías más de una hora por día te llenaba de emoción.

Kurapika reveló lo que se ocultaba en el interior de aquella única habitación a la que jamás entraste y descubriste una gran recámara diseñada, organizada y adornada tal como alguna vez soñaste, ¿acaso había leído tu mente?

—Esta habitación... —te llevaste las manos a la cabeza ante el impresionante panorama— ¿era para mí desde el principio? ¿por eso siempre estaba cerrada?

—La acondicioné lo mejor que pude, hay un área de estudio y arriba está la cama, tiene su propia ducha a la derecha, closets de madera a la izquierda con diversos apartamentos para guardar todo lo que quieras y una pequeña nevera para bocadillos. —explicó Kurapika realizando ademanes dignos de un guía turístico.

—¿Sabías que en algún momento vendría a quedarme?

—No. —respondió fugaz ocultando un leve sonrojo en sus mejillas— antes sólo era una habitación para huéspedes, mi amigo Leorio solía visitarme mientras hacía guardias en un hospital cercano. La acondicione para tí durante la madrugada.

—¡¿Cómo?! eso es extremadamente eficaz. Todo está hermoso, no era necesario que te desgastaras por mí, aún así, mil gracias. —realizaste una reverencia leve antes de explorar cada rincón de tu mini casita. Kurapika dejó que desempacaras tus cosas mientras pedía el desayuno y después de una hora compartieron la mesa como dos recién casados, en completa soledad.

A pesar de todo, tus ansias se negaron a esperar más, tenías que sacarte esa duda, obtener la respuesta a esa pregunta, firmar esa hoja.

—¿Y... cuándo... firmo el nuevo contrato?

Kurapika siguió comiendo como si no te hubiera escuchado, tomó un poco de su café y tras un minuto de silencio contestó notablemente apenado.

—No hay tal cosa. —confesó para luego soltar una risa nerviosa que trató de disimular cubriéndose con una servilleta.

La noche anterior fué todo un show, literalmente.

—¿Bebiste de más y fuíste a su casa inventando cosas para llevártela a tu departamento? —gritó Leorio siendo casi asfixiado con una almohada a continuación por el mismo rubio.

—Qué pervertido suena eso~ —agregó Killua, quién había sido convocado por Kurapika ya que era más abierto con esos temas— así que eres mejor estratega borracho. —pero siempre aprovechaba para burlarse.

—Olvidé que soy malo bebiendo, no sé cómo terminé yendo a su casa para inventarle que la iba a contratar de nuevo, improvisé todo ahí mismo, cuando volví a casa me dí cuenta del problema en que me había metido. —contó el rubio sumamente estresado.

—Si yo fuera tú, con todo respeto, estaría saltando de felicidad, la mujer que te gusta vivirá contigo durante medio año y por si fuera poco ella siente lo mismo por ti. —opinó Leorio, quien no le veía mayor problema.

—Pero no es correcto, no me he declarado formalmente y aún es pronto para vivir juntos, ¿sabes cuánto puede peligrar mientras está aquí? —Era evidente la frustración que el Kurta sufría, sus amigos no podían comprenderlo del todo debido a que no se molestaban en complicarse con enredos.

—Tranquilízate, no es nada del otro mundo —regañó Killua siendo más directo— imagina que es la última fase de tu entrenamiento, una segunda oportunidad para usar a tu favor la bendición escarlata con la que has nacido, con suerte, ella podría significar el comienzo de una nueva esperanza para tu clan, si sabes a lo que me refiero. —dijo guiñando el ojo.

—Recuérdame porqué te pedí que vinieras...

Tentación pagada [+18] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora