Después de haberme cambiado de ropa en el hotel, salgo a pasear por las calles de Colorado Springs hasta que decido entrar a un bar.
— No parece que eres de aquí, guapa. —Un chico desconocido se sienta al lado de mi.
— Eso es porque no lo soy.
— Me lo imaginé. Nunca había visto a una chica tan atractiva como tú en esta ciudad.
— Gracias. Tú tampoco te ves tan mal.
— Soy Christian. Te noto un poco triste... He notado que has estado aquí durante dos horas.
— No creo que espiar a la gente sea la mejor manera de conocer a alguien.
— Era broma. Acabo de llegar. Le pregunté a mi amigo Mason sobre ti. —Christian levanta su vaso y saluda a Mason.— ¡Otra bebida para la dama!
Mason se acerca hacia mí para preguntarme que tipo de bebida quiero. Le digo que me sirva un poco de ron con Coca-Cola.
— Interesante elección. —Christian comenta.— Déjame adivinar. Tienes problemas con un chico.
— Algo así.
— ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte, princesa?
— ¡Oye, ya basta! Deja de presionarme. Solo porque me ofreciste una bebida no significa que quiera algo contigo. Eres asqueroso.
— Era una broma, guapa. ¡Relájate! —Christian voltea sus ojos hacia la puerta.— De quien quiera que te estés escondiendo, parece que te acaba de encontrar. Solo recuerda que el hombre perfecto nunca te hará sentir mal. Pero si las cosas no funcionan entre ustedes dos, llámame y te alegraré el día. —Christian me pasa una servilleta con su número antes de irse a otra mesa. En ese momento, Hayden se sienta en una mesa lejos de mi.
— Un whisky, por favor. —Hayden le dedica una sonrisa al mesero. Todavía no ha visto que estoy en la misma habitación que él. Se ve cansado. Su cabello está desaliñado... ¿Qué está haciendo aquí? Le dije que no me buscara. Acabó de terminar una relación que empecé hace seis años después de que Hayden me rompió el corazón. Aún recuerdo las cosas que me dijo en el lago... Le creí todo, pero no podía hacer nada. Solo era un niño de dieciocho años... Aunque me duele que haya tratado de engañarme para hacerme creer que había olvidado todo lo que había pasado entre nosotros. Necesito hablar con él.
— Mi teléfono se descompuso. Estaba en mi bolsillo cuando caí en la alberca. —Me dirijo hacia su mesa y me siento junto a él.
— Me lo imaginé. —Hayden acomoda mis cabellos detrás de mis orejas.
— ¿Cómo me encontraste?
— He pasado por cinco bares antes de venir aquí.
— Te dije que no me buscaras.
— Lo sé, pero de todos modos lo hice.
— Perdón por haberte gritado... No fue mi intención. Solo siento que mi vida se está derrumbando. Estoy pasando por muchas cosas al mismo tiempo.
— ¿Quieres hablar de eso?
— Nunca pensé que fueras la persona indicada para contarle mis problemas. No te ofendas.
— No te preocupes por eso.
— Para empezar, tuve una apertura en una galería el mes pasado. Terminó siendo un fracaso total. No vendí nada. La cosa es que todo el mundo me ha dicho que el arte no es una profesión muy exitosa. Todos quieren que me rinda. Nadie cree en mí. Y como siempre, decidí no hacerles caso. Estaba demasiado entusiasmada por mi futuro que al final me di cuenta que tenían razón. No he logrado nada. Lo más triste es que apenas me acabo de dar cuenta de que estoy perdiendo el tiempo. He desperdiciado muchos años tratando de cumplir mi sueño.
— Quiero que me contestes una pregunta... ¿Realmente te hace feliz el arte?
— Si. Obvio.
— Entonces todo el esfuerzo que le has puesto a tu sueño cuenta.
— ¿Por qué te importa demasiado mi felicidad, Hayden?
— No me vas a creer si te lo digo.
— Dime.
— Hay algo especial en ti, Naty. Cada vez que te veo, haces que olvide todas mis preocupaciones. —Se acerca hacia mí y me toca las mejillas con sus pulgares.— Me haces feliz y quiero hacer todo lo posible para que sientas lo mismo que yo.
Esto es una locura. No puedo enamorarme de Hayden. Simplemente no puedo... Aunque debo admitir que este viaje ha sido una locura. Debo admitir que la mejor parte de todo es que Hayden estuvo a mi lado en cada momento.
— Hayden... Perdón por las cosas que dije hace rato. No lo dije en serio... —Antes de que pueda terminar la frase, Hayden pone su dedo índice en mis labios para callarme. Acto seguido se levanta y deja unos billetes en la mesa para que Mason los recoja.
— Hay que irnos de aquí.
— Hayden... Por más que trate de odiarte con todo mi ser, no puedo.
— Lo sé.
— No te odio, Hayden Montgomery y eso me asusta.
— Yo tampoco te odio, Natalie. Nunca lo he hecho.
Sin más, los dos salimos del bar y caminamos juntos por las calles de Colorado Springs agarrados de la mano para regresar al hotel. Su cuerpo está demasiado cerca del mío. Siento la sangre de mis venas encenderse. De vez en cuando pierdo el equilibrio debido a los tragos que he tomado. Hayden me sostiene de la cintura para ayudarme a caminar. Confío en él... Estoy segura de que hará todo lo posible para cuidarme y mantenerme a salvo. A pesar de todos los errores que ha cometido, siempre se ha preocupado por mí y se lo agradezco.
De regreso a nuestro cuarto, Hayden me sienta con cuidado en la cama.— El baño es todo tuyo. Esperaré mi turno. —Hayden se acuesta en la otra cama con sus piernas esparcidas y me observa con atención esperando que me dirija hacia el baño pero en vez de eso, camino hacia Hayden. En tan solo pocos segundos, me encuentro entre sus piernas.
— ¿Qué estás haciendo? —Hayden pregunta sorprendido.
— No sé. Ahorita no quiero pensar en nada. —Me acuesto entre sus muslos. Siento el hermoso calor de su cuerpo.— Te quiero mucho y eso me asusta.
— Natalie. —Suelta un gruñido. Evita mirarme a los ojos, pero le resulta imposible. Sus brazos fuertes se enlazan alrededor de mi tronco y entierra su cara en mi cabello.— ¿Cuántos tragos tomaste?
— No importa. —Presiono mi cara contra su quijada dura, inhalando su aroma.— Bésame, Hayden.
Antes de que pueda moverme, Hayden me alza de su cuerpo y me arroja contra la cama. Se pone de pie y pasa sus manos por su cabello desesperado. El pecho de Hayden se infla una y otra vez.
— Perdón pero no puedo. —Hayden contesta. Acto seguido siento náuseas debido a su rechazo. Giro hacia un lado e inmediatamente me siento.— Natalie, ¿estás bien?
— Si. No pasa nada... —Ni siquiera lo puedo mirar a los ojos conforme me levanto de la cama para agarrar la ropa de mi maleta. Estoy decepcionada... Hayden no me quiere... Lo dejé entrar a mi vida y aún así no me ama... Parece que la historia se sigue repitiendo.
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El chico que odio
RomancePara llegar a la boda de su mejor amiga, Natalie tiene que manejar desde California hasta Nueva York con Hayden, el hermano de su mejor amiga y tiene prohibido enamorarse de él. ¿Podrá volver a amarlo como antes? O ¿su mejor amiga interferirá?