Carina y yo nos dirigimos al techo del hotel donde todos nos están esperando para empezar la fiesta. Luces de color neón aparecen por todos lados. El lugar es hermoso. Parece que estamos en una película romántica. Carina está demasiado enamorada. Observa a Dan como si fuera lo más bonito que ha visto en toda su vida. Están locos el uno por el otro. Mientras ellos siguen hablando, volteo a mi alrededor donde hay más de cuarenta personas. No alcanzo a ver a Hayden. Conociendo a Hayden, quizá está en el bar tomando una cerveza. Me dirijo hacia el otro extremo del bar, pero no hay ningún rastro de él, así que me siento en la barra del bar y ordeno un martini. Al lado de mí, se encuentra un chico solitario de cabello oscuro. Esto es una reunión social, se supone que uno debe conocer a gente nueva. Seguro que Hayden lo entenderá. Giro de la silla y le ofrezco la mano al chico.
— Hola. Soy Natalie, la dama de honor.
El desconocido se voltea hacia mí con las comisuras de sus labios elevadas.— Alex Montgomery, el primo de Cristina. Ya nos conocemos, Natalie.
Entrecierro mis ojos para observar mejor su rostro al momento en que saco mis pensamientos del pasado
— ¿Alex? No lo puedo creer... No te he visto desde... Bueno... Desde el verano en que me arrojaste tierra al oído.
— Estaba esperando que no te acordaras de ello. —Alex me mira de arriba para abajo sorprendido. —Te ves... Espectacular, Nat.
— Tu también te ves bastante bien. ¿Ya no usas lentes?
— Oh. Ahora uso lentes de contacto.
— Me gusta. Te queda bien. —Hago una pausa.— ¿Vives por aquí?
— De hecho vivo en Nueva York. ¿Qué hay de ti?
— Sigo viviendo en California, pero me hubiera gustado vivir en otro lugar. Está ciudad es hermosa.
— De hecho, vengo muy seguido a Vermont. Está a tan solo cinco horas de Nueva York, así que si no tienes planes después de la boda te puedo mostrar la ciudad.
— Lo tendré en cuenta.
En ese momento, la llegada de Hayden a la fiesta, es lo único que llama mi atención. Tiene un traje súper elegante y sostificado de color negro. Sus ojos penetran los míos. Antes de que pueda seguir viviendo mis fantasías con Hayden, un hombre agarra un asiento junto a nosotros y se aclara la garganta.
— Lo siento mucho por interrumpirlos, pero escuché un poco de su conversación. ¿En qué parte de California vives? —Pregunta el desconocido.
— En Los Ángeles. ¿Lo has visitado?
— No. Solo estaba tratando de llamar tu atención de quien sea que la tuviera. Soy Ben, por cierto. Uno de los padrinos.
— Soy Natalie.
— Ah, la dama de honor. Carina me contó sobre ti.
Me inclino hacia Ben admirando sus hombros esculpidos y su quijada fina.
— Eres la artista, ¿cierto?
— Si. Así es. ¿Qué hay de ti?
— Soy un bombero.
Mis ojos pasan por encima del hombro de Ben a Hayden, quien está rodeado por tres mujeres. Ben sigue hablando sobre su vida. Por alguna razón no le puedo prestar atención. Una chica pelirroja pone su mano en los bíceps de Hayden mientras le sonríe.
— ¿Qué tipo de escultura haces? —Alex pregunta mientras se une a nuestra conversación.
— Hago esculturas modernas. Aunque vez en cuando hago esculturas urbanas.
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El chico que odio
RomancePara llegar a la boda de su mejor amiga, Natalie tiene que manejar desde California hasta Nueva York con Hayden, el hermano de su mejor amiga y tiene prohibido enamorarse de él. ¿Podrá volver a amarlo como antes? O ¿su mejor amiga interferirá?