CAPÍTULO 06.

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Blair

Nueva complice

El joven y apuesto muchacho de la puerta del parque de atracciones me devuelve la entrada con una sonrisa coqueta. Podría ser un buen novio. Eso si no conociese a Seb. El chico reconoce a mis acompañantes y les pide una foto. Lo malo de tener un padre famoso es que yo soy la encargada de sacar todas las fotos ya que a mí no me conoce nadie.

—Qué majo el chico —dice Scarlett. —Sí, muy majo... —le sigue Seb con un tono un tanto sarcástico que todos dejan pasar menos yo.

—Empecemos por las atracciones de agua, así nos refrescamos un poco —sugiere mi padre. Nosotros asentimos y caminamos hasta la zona acuática del parque. Si Dodger hubiera estado aquí, hubiera estado encantado. Pero la prohibición de perros en el recinto nos ha obligado a dejarlo en un establecimiento especializado en el cuidado de perros.

—Esos toboganes tienen mi nombre —. A veces me planteo si mi padre realmente tiene cuarenta años o diez. Es un señor con alma de niño. Los tres lo seguimos. A su favor diré que los toboganes son impresionantes.

—No te quiero ver cerca del niño de la puerta, ¿entiendes? —susurra Seb detrás de mi oído mientras seguimos caminando. Lo miro. Está completamente celoso de un chico de probablemente veinte años que no tiene ninguna opción de hacerle competencia. Pero ahora que lo ha nombrado puede ser divertido ponerle un poco nervioso. —Está bien, nada de acercarme a chicos —respondo poniendo los ojos en blanco.

Al llegar a la fila, nos damos cuenta de que no hemos cogido el pase express. Tanto Scarlett, como Seb, como yo, miramos a mi padre. —Vaale —suspira —. Pero Seb, te vienes conmigo —. Asiente.

Los dos hombres se salen de la fila y Scar y yo nos quedamos por si acaso cuando vuelven no traen el pase con ellos. Ahora que me paro a pensar, durante la acampada, no he estado a penas con ella. Entre que estaba centrada en Seb y ella en mi padre, casi no hemos hablado.

—Hace mucho que tú y yo no tenemos una conversación —. Parece leerme la mente. —Lo sé. ¿Qué tal con mi padre? —pregunto. —Oh no, no vamos a hablar de mí, creo que tú tienes muchas más cosas que contar —. No entiendo por donde van sus disparos.

—Cuéntame, ¿qué tal con los chicos? —Si mi situación no fuera la que es, no me importaría hablar de ella. Pero por desgracia, o no tan desgracia, estoy liada con su amigo que me saca más de veinte años.

—Sin más —me encojo de hombros —. El otro día dejé de hablar con uno, solo me quería por interés —. Ella asiente. —Y se podría decir que el chico de la puerta me ha gustado un poco. Aunque no quiero nada serio en estos momentos.

—¿Y qué opinas de Sebastian? —suelta de repente. Mis ojos se abren como platos. Es imposible que se haya enterado, hemos sido muy discretos. Me dispongo a responder dándomelas de que no sé nada pero justo en ese momento aparecen mi padre y Seb con los cuatro pases express en la mano.

—Aquí están —nos los dan—. No sabéis la fila que hemos tenido que esperar —. Las dos cogemos nuestros pases e ignoramos lo que dicen. Scarlett me mira con una sonrisa astuta que decido ignorar. Definitivamente sabe algo.

Nos colamos a toda la fila que llevábamos por delante. Al llegar, el instructor nos explica dónde debemos dejar nuestras pertenencias. También nos asegura de que están a buen recaudo.

Nuestro vagón viene y los cuatro subimos. La atracción consiste en un tobogán enorme en el que desciendes a gran velocidad hasta que el propia agua te frena y te mojas entero.

El primero del vagón es mi padre. Lo hemos dejado ahí porque no sabe que el primero siempre es el que más se moja. Después de él está Scar, después yo y por último Seb.

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