CAPÍTULO 23

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Blair

La hora de la verdad

Abro la puerta de casa de Sebastian haciendo el menor ruido posible. No quiero que se entere de que he llegado, no me apetece tener una conversación ahora mismo. Avanzo unos metros pero justo en la entrada de la cocina me lo encuentro. Está vestido únicamente con pantalones grises que lo hacen más irresistible todavía. ¿Cómo no va a tener cientos de mujeres detrás si se ve así?

Lo saludo con un simple hola e intento subir a la habitación. Por supuesto, no lo consigo. Su brazo me detiene antes de que pueda dar un paso más. Respiro hondo y pienso qué voy a decir cuando salga con todas las preguntas.

—¿Por qué no me has llamado cuando has terminado de hablar con tu padre? —Pensaba que la pregunta iba a ser otra completamente diferente. Quizá algo que tuviese que ver con la llamada de después.

Barajo diferentes respuestas, la mayoría de ellas son excusas. Sus manos acunan mi mentón, gesto suficiente como para que aparte todas las mentiras de mi cabeza y le cuente la verdad. Si quiero que la relación funcione, lo primero que se necesita es sinceridad.

—Porque mi padre dijo cosas de ti no muy buenas, de ahí la llamada. En esos momentos no me apetecía hablar con nadie, así que no te llamé —. Agacha la cabeza y acaricia de nuevo mi cara.

—Supongo que tu padre te habrá contado sobre mi anterior vida. No te voy a mentir, era un mujeriego. Pero desde que empezamos lo nuestro, ni siquiera se me ha pasado por la cabeza engañarte o estar con otra mujer.

Los ojos se me tornan llorosos. Quiero creerlo, pero no estaré del todo tranquila hasta que pase la fiesta, entonces creeré lo que mis propios ojos vean.


SÁBADO

Corro de un lado a otro de la casa buscando el vestido que tanto me gusta y he esperado para estrenar. Me lo compré hace unas semanas, pero todavía no había tenido la oportunidad de estrenarlo. Hoy es el día.

Mentiría si digo que no estoy nerviosa. Hoy se decide mi futuro. Si todo sale bien, que espero, seré la persona más feliz del mundo. Si sale mal, no sé qué puede pasar, probablemente entre en depresión.

Grito de frustración, pues el maquillaje no está quedando como lo planeé. Seb se acerca al baño preocupado, aunque cuando se da cuenta de lo que realmente pasa se relaja y se ríe.

Desde la conversación con mi padre, las cosas entre nosotros han seguido igual de bien que antes. Seb ha conseguido que me olvide de mi preocupación todo el tiempo. Me ha tratado como una reina, me ha follado como si me odiara y me ha amado como siempre.

No quiero adelantarme a los hechos, pero estoy convencida de que fue sincero en todo momento. Ha cambiado por mi. Parece que estoy viviendo la historia de un libro. Cada día mi vida se parece más a la de los personajes de Lascivia.


Sebastian y yo acaparamos todas las cámaras de la zona. Nuestra relación no es pública ni mucho menos. Simplemente el hecho de que haya aparecido a la fiesta con él en vez de con mi padre ha llamado la atención de la prensa.

Los paparazzi se abalanzan contra mí pero Seb los consigue contener y apartar. A más de uno le llueve algún grito desagradable por meterse donde no le llaman. Mientras avanzamos, siguen gritando mi nombre y lanzando preguntas que jamás serán respondidas en público. La riña con mi padre es privada.

Nada más entrar en la sala, hago una revisión rápida. Scarlett tenía razón, está lleno de famosos. Algunos acompañados de sus parejas y otros solteros. El anfitrión de la fiesta no es nada más y nada menos que Leonardo DiCaprio, así que imagino que aún vendrá mucha más gente.

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