CAPÍTULO 18.

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Blair

Decepción

—Pero serán... jura Sebastian. Tanto mi padre como yo lo miramos. Tiene el móvil en la mano, parece que ha encontrado algo.

—Mirad —nos enseña —, han publicado un comunicado en el que afirman que el que ha decidido salirse del proyecto he sido yo, tendrán cara.

Mi padre se acerca y mira el móvil. Él también parece indignado. Supongo que además de eso, habrán inventado una excusa para que Seb quede como el malo de la película.

—Esto no se va a quedar así. Ahora mismo lanzo un comunicado explicando todo como es. Así la gente se enterará de que Antonella intentó apuñalarme. 

Me parece una idea perfecta, a mi padre no tanto. Rápidamente intenta convencerlo de que espere y que les deje ese trabajo a sus abogados.

—De eso nada, ahora mismo voy a ponerlo por Instagram.

Me río. Si Sebastian lo tiene claro, ni mi padre ni nadie va a conseguir hacerle cambiar de opinión. Sus dedos teclean rápido en su móvil. Hoy en día, la mejor forma de informar es por Instagram. La mayoría de las personas tienen, así que no tardará nada en hacerse viral. Unos minutos más tarde, Seb pulsa el botón de subir historia.

—Hecho, ahora a disfrutar del drama desde la piscina —. Ríe mientras camina a la piscina y deja caer su camiseta al suelo.

Lo examino con la mirada. Su pelo está despeinado debido a que desde ayer no ha pasado por su casa. Después de la fiesta que montamos, mi padre decidió que todos iban a dormir aquí. Así que en realidad, no estamos solo los tres. El resto todavía sigue en la cama durmiendo y combatiendo la resaca.

Mis ojos recorren sus abdominales a pesar de que me los sé de memoria. La mayoría de mis sueños húmedos empiezan con mis manos ahí. Sin duda, es mi segunda parte favorita de su cuerpo, la primera son sus ojos. Amo cuando me mira, ya esté enfadado, triste, alegre o cachondo, sus ojos siempre están preciosos.

—Buenos días —murmura Scott. Si alguien se pasó bebiendo fue él. Después de que jugásemos a "verdad o atrevimiento", propuso jugar a un yo nunca. Y para mi sorpresa, había hecho muchas más cosas de las que yo me podía siquiera imaginar. Eso es algo que va con el gen Evans seguro, pues mi padre también bebía.

—¿Qué tal hermanito, dolor de cabeza? —vacila mi padre. Supongo que las guerras entre hermanos nunca pararán —. Cállate. Aún no entiendo qué haces despierto y siendo productivo —gruñe.

Definitivamente la fiesta de ayer fue una pasada. Y a decir verdad, yo también tengo resaca. La diferencia es que tengo práctica disimulando. Son muchas mañanas las que he tenido que fingir que estaba bien a pesar de que la noche anterior había bebido hasta por los codos.

Despidiéndome de mi padre y de mi tío, subo a mi cuarto para coger un bikini. Además de que quiero estar cerca de Sebastian, sé que no está del todo bien. Después de que mi padre le brindara toda su confianza, se quedó triste. Es normal, lo entiendo.

Todavía no se ha metido en el agua, está sentado en el bordillo pensando. Sin decir nada, me siento a su lado y le paso los brazos por sus hombros acariciándolo. Ninguno dice nada, pero ambos sabemos por qué estamos en silencio.

—No pasa nada Seb, cuando se lo expliquemos lo entenderá —digo. Sé que no es verdad, pero ahora mismo no puedo meterle más miedo y culpa en el cuerpo.

—No lo hará, ambos lo sabemos de sobra. Siento que le he fallado... —susurra lo último.

—Bueno, ya está hecho, no se puede arreglar.

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