CAPÍTULO 22.

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Blair

Dudas

Conforme llego a clase, me reuno con todos. Es una hora más tar de lo normal. Con todo lo que pasó ayer, tanto Seb como yo nos hemos quedado dormidos cuando ha sonado el despertador.

—Me sé la respuesta, así que ni pregunto por qué has llegado tarde —dice Sum. Sonrío y el resto me miran extrañados. Ellos todavía no saben que estoy en una relación con uno de los actores más conocido del momento.

El profesor de educación física aparece y todos nos callamos. Es uno de los profesores más estrictos del colegio, además de ser el más atractivo. Hace unos meses era el amor de mi vida.

—Todos al gimnasio, ya —impone con su mismo tono de siempre.

Una vez abajo, nos explica los ejercicios. Minutos más tarde, toda la clase estamos corriendo, saltando y quejándonos de dolor. Todavía siento que la polla de Seb me atraviesa, por lo que se me está haciendo difícil seguir los ejercicios con buen ritmo.

—¡Evans, muévete!

Ruedo los ojos y corro un poco más rápido que antes. Mientras suspiro, una voz me hace compañía. Es Erik preguntando cómo estoy. Le respondo que no muy bien y él frunce el ceño.

—¿Qué te pasa? —pregunta.

—Si te lo digo no me creerías —. Tengo razón. Si le digo que mi mala cara y mis dolencias son porque ayer no paré ni un solo segundo de follar, no me va a creer.

—Rétame —. Su voz es desafiante, como su mirada. Está claro que le gusto. Si le digo la verdad, le voy a romper el corazón.

—Está bien. Ayer estuve todo el día con mi novio en la cama —. Arquea las cejas. Apuesto que no era la respuesta que esperaba.

—Tenías razón, no te creo.

Realmente yo tampoco lo haría. Los chicos de mi edad son incapaces de aguantar toda una tarde en la cama. Y no pienso dar más detalles.

—Te lo dije —respondo.

El profesor anuncia que tenemos tres minutos de descanso para poder ir a beber agua y para recuperar el aliento. Coloco mis brazos en jarra y sigo mirando a Erik. Tiene los ojos entrecerrados, parece que tiene algo en mente de lo que no está muy seguro. Finalmente se decanta por hablar.

—Mira Blair, hasta ahora me gusta todo de ti menos ese novio que dices tener —. Me sorprendo por su descaro —. Aún no sabes cómo soy, pero te doy un adelanto. Erik Jensen siempre consigue lo que quiere. Y te quiero a ti, Evans.

Intento aguantarme la risa pero no lo consigo. ¿En qué momento creí que íbamos a ser buenos amigos?

—Mira Erik, me caes bien y por eso te voy a dar una advertencia. Si no quieres ningún problema, deja de pensar en mí como tu futura novia. Lo digo por ti.

Sin que me lo espere, me agarra del brazo y me saca de la vista del profesor. Si nos pilla, llamará a nuestros padres, y no estoy en condiciones como para que lo haga. Avanzamos rápidamente por unos arbustos que cubren el colegio hasta llegar a la otra zona del patio.

Me suelto de su agarre con fuerza. No me gusta ni un pelo el camino que está tomando esta situación. Cruzo los brazos esperando a que hable.

—No me puede importar menos la opinión de tu novio. Vas a ser mía, sí o sí —. Se acerca a mis labios pero lo esquivo.

—No vuelvas a hacer eso, si no quieres llevarte un golpe en tu bonita cara —. Mis palabras parecen no importarle en absoluto ya que lo vuelve a intentar. Lo vuelvo a esquivar y cumpliendo mi palabra le pego un derechazo en la mejilla.

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