CAPÍTULO 13.

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Blair

Kinks

Después de confesar mis sentimientos, me he quitado un peso de encima enorme. Nunca he sido la típica persona que contaba lo que sentía a los cuatro vientos, siempre he preferido ser reservada con mi vida privada e intimidad. Es por eso que me daba miedo decirle que estaba completamente enamorada de él. La diferencia de edad era algo que me asustaba de verdad. Pero ahora estoy mucho mejor.

Hemos hablado de las cosas que seguirá teniendo que hacer hasta que termine la dichosa película, y aunque no me gusta un pelo, tengo la obligación de ceder. Estoy segura de que a él tampoco le gusta tener que besar y follar a la exnovia de su amigo mientras está en otra relación.

Antonella no sabe nada de que estamos de nuevo bien, lo que nos da ventaja. Podemos seguir nuestra vida con total normalidad, aunque con un poco más de precaución para evitar que pase otra vez lo mismo.


Por la tarde, voy a casa de Sum. Le debo explicaciones de muchas cosas que todavía no le he podido contar. Al entrar, saludo a sus padres, tan majos como siempre. Le doy un par de caricias a Buddy, el perro de la familia, y subo a la habitación de mi mejor amiga.

Nada más abrir la puerta me encuentro con Sum tumbada en la cama hablando con el que supongo que es Dylan, se le sale una sonrisilla tonta.

—Gracias por saludar tan efusivamente a tu mejor amiga —. Su sonrisa se borra —¿Dylan verdad? —Asiente. Qué rapidez tiene mi amiga para olvidarse de sus ex, es increíble.

—No para de decirme lo guapa e increíble que soy. Es el definitivo, de verdad —. Ruedo los ojos. Que tenga facilidad de olvidarse de ellos no quita que también tenga facilidad para enamorarse rápidamente.

—Espero que estés equivocada de nuevo y no sea el definitivo —confieso. Me lanza una zapatilla. —¡Eh! Te recuerdo que me sigue cayendo mal —. Ahora es ella la que rueda los ojos.

—¿Has venido aquí a meterte con mi futuro marido o tienes algo más que aportar? —Me río por la elección de sus palabras.

—He solucionado todo con Seb, volvemos a estar bien. Pero lo que te quería contar es que ambos hemos confesado nuestros sentimientos, y resulta ser que se ha enamorado de mí.

Tras decir eso, Summer se olvida de su móvil por completo y me mira con los ojos como platos y la mandíbula rozando el suelo. Parpadea varias veces.

—¿Me estás diciendo que el Dios Griego Sebastian Stan te ha confesado que está enamoradito hasta las trancas de ti? —Asiento.

Inmediatamente se lanza a mi para abrazarme. Me felicita por ello y como no, comienza con todas las preguntas que surgen en esa cabeza que solamente piensa cuando se trata de un chisme.

Durante la tarde, respondo una a una y con detalle. No hay nada que mejor se me de que mantener informados a mis mejores amigos. Y hablando de eso, debería hablar también con Tyler. Desde el día del cumpleaños, no le he explicado nada. Merece una explicación, pero no sé cómo dársela. No puedo ir y decirle que estoy saliendo con alguien que es famoso, me triplica la edad y además está en otra relación así sin más. Ya lo pensaré, todavía tengo tiempo.


Al día siguiente vuelvo a la rutina. Me quedan muy pocos días de clase, pero todavía tengo la obligación de ir. Aunque se podría decir que no estoy yendo a todas las clases que debería, alguna me estoy saltando.

La hora del almuerzo como siempre es la más esperada. Todo el grupo nos reunimos y ponemos en común las cosas que han ocurrido a lo largo de la mañana. Hoy ha sido un día bastante tranquilo, así que no hay mucho que comentar.

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