CAPÍTULO 09.

2.8K 161 38
                                    

Blair

La cena

Conforme me subo los pantalones, alguien llama a la puerta. Miro a Seb asustada, creo que ambos sabemos quién está tras la puerta. Como puedo, me arreglo el pelo, que tiene que estar peor que nunca.

Seb se asegura de que todo está en su sitio y abre la puerta. Efectivamente, mi padre está ahí.

—¿Se puede saber qué te pasa tío? Te llevas a mi hija de casa a toda prisa y ni siquiera me dices el porqué —se queja.

Seb va a hablar pero le interrumpo.

—No pasa nada papá. Solamente estábamos hablando de nuestras cosas, como siempre.

Nos mira a ambos. Parece que algo no le cuadra, y no me extraña. Sebastian aún tiene la cara roja del calor, al igual que yo.

—Está bien. Pero si queréis seguir hablando de vuestras cosas, hacerlo en la piscina de casa, que Scarlett y yo no vamos a molestar.

La idea de estar con Sebastian en un espacio que requiere usar poca ropa me parece una idea perfecta y arriesgada. Es decir, de las que me gustan. Miro al moreno de mi lado y parece que la idea no le ha parecido tan buena. Tener que aguantar las ganas de tenerme no van con él.

Ambos seguimos a mi padre y entramos en casa. Aviso de que me voy a poner el bañador. Sebastian y Scarlett me miran. Uno con lujuria, la otra con gracia por lo que va a pasar en unos minutos.

Entro en mi cuarto y busco el famoso bañador rojo. Si vamos, vamos con todo. Me lo pongo en un santiamén y bajo a la piscina con la toalla colgada en el cuello tapando parte de mis pechos.

Las tres personas que hay abajo se quedan mirándome, aunque cada uno por un motivo bastante diferente. Mi padre no soporta que lleve ropa tan provocadora, sigo siendo su princesa. Scarlett esconde una carcajada detrás de su mano. Y Sebastian se ha puesto muy nervioso, en todos los sentidos posibles de la palabra.

La escena es muy parecida a la de la cascada. La diferencia es que ahora Sebastian ya es mío, no tengo que seducirlo.

—¿Vienes Seb? Tenemos que seguir hablando de nuestras cosas —hago un énfasis en la palabra nuestras.

Él asiente. Ambos salimos al jardín. Mientras caminamos, él habla.

—Estás jugando con fuego, nena —me gusta el tono en el que lo dice. —Quizás quiera quemarme.

Coloco la toalla en una de las tres hamacas que hay y me dirijo hacia las escaleras de la piscina. Lentamente las bajo mirándolo. Ambos aguantamos la mirada hasta que me sumerjo del todo.

Cuando emerjo, sacudo mi pelo como si estuviese grabando un anuncio de productos capilares. Seb cierra los ojos. Siento que si sigue mirándome, va a conseguir que su pantalón se vea más que sospechoso.

—¿Cuándo van a salir las fotos con la zorra esa? —pregunto descaradamente. El tono celoso predomina. —No lo sé, ya te avisaré —responde. Asiento.

A pesar de que sé que no va a hacer nada, no me hace ni una sola pizca de gracia que lo haga. Las actrices de poca monta como ella solo quieren pegarse a actores más famosos para conseguir su minuto de gloria. Como en su día lo hicieron con mi padre. Gracias a Dios que él esperó a Scarlett y no se quedó con ninguna aprovechada.

—¿Escucho celos? —vacila desde el borde de la piscina. Lo fulmino con la mirada. —Si me entero de que ha intentado más, no la vuelves a ver. Solo aviso «. Él ríe.

De repente, Scarlett nos saluda. Ambos la miramos. Parece que viene a decirnos algo.

—Supongo que vuestras cosas —hace comillas cuando dice lo último —ya están habladas. Así que si os parece, podéis venir al comedor a cenar.

IngobernableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora