CAPÍTULO 17.

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Sebastian

Verdad o atrevimiento

En el momento que desperté, no sabía dónde estaba. Fue cuando empecé a ver máquinas y cables cuando me di cuenta de que era un hospital. Me pregunté a mi mismo qué había pasado pero era incapaz de recordar una mínima pista siquiera.

A los pocos segundos, entraron varias enfermeras y un médico. Me preguntaron mi nombre y mis apellidos, mi fecha de nacimiento y dónde vivía. Respondí a todo con facilidad y entonces varios recuerdos de mi vida comenzaron a volver a mi cabeza. Entre ellos, el motivo por el cual había llegado allí.


Él médico por fin me ha dado el alta. Después de haber estado varios días en la cama tirado y enganchado a cablecitos, puedo irme. A mi lado están los de siempre, los que no podían faltar.

—Oye muchas gracias por todo... No sé cómo agradeceros que hayáis estado aquí a mi lado... —empiezo a hablar pero me interrumpen quitándole importancia al asunto.

—No digas tonterías, eres como un hermano para todos —dice Chris. Sonrío por su cariño y voy abrazando uno a uno. Hasta que llego a Blair. Antes de abrazarla, me acerco a su oído y susurro unas palabras. Se sonroja un poco y me acerca a sus brazos.

—Bueno, creo que mientras te recuperas un poco, lo mejor es que te quedes en nuestra casa por si acaso —ofrece Chris. Si hubiera sido cualquier otro, le hubiera dicho que no necesitaba ningún tipo de ayuda o vigilancia, que ya estaba bien. Pero al decirlo él, acepto sin pensarlo. Estar en su casa significa estar en la misma que Blair, y eso hace las cosas mucho más interesantes.

Me despido de mi madre con un beso y un fuerte abrazo y zarpamos para la casa de los Evans. Tengo todavía una cosa pendiente, pero primero quiero hablar con mi chica y preguntarle cómo ha pasado estas horas de angustia.

Nada más llegar, Chris me enseña el dormitorio de invitados a pesar de que ya lo conozco. De todas formas, se lo agradezco.

—Voy a descansar un poco si no te importa —digo y él acepta. Cierra la puerta tras salir y yo me tumbo en la cama. Saco el móvil del bolsillo y le envío un mensaje a Blair para que venga aquí sin hacer demasiado ruido.

Unos segundos después, entra a hurtadillas. Me pregunta si estoy bien y asiento.

—¿Qué pasa entonces? —pregunta confundida y algo preocupada. Esto de que esté todo el mundo pendiente de si me vuelve a pasar algo me está cansando, y apenas llevo fuera del hospital unos minutos.

—Que me apetecía estar con mi chica un rato, ¿no puedo? —Ella asiente y se sienta en el borde de la cama —. Túmbate a mi lado, que ya estoy bien —digo para que esté más tranquila.

Después de pensárselo, obedece. Le hago un hueco a mi lado y nos abrazamos haciendo la cucharita. Reparto besos suaves por su cuello y ella se retuerce por las cosquillas. A pesar de que todo está bien entre nosotros, siento que le pasa algo, así que pregunto. Lo niega pero insisto.

—Es una tontería Seb —susurra —. Me da igual, quiero saberlo.

—No dejo de pensar en lo que pudo pasar para que ella te intentase apuñalar. Cada vez que hago suposiciones, más ganas de matarla me entran. Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa para que pague por ello —. Todo su discurso iba bien hasta ahí.

—De eso nada, tú no vas a meterte en ningún lío, que nos conocemos. Y sobre lo que pasó, ya te lo contaré algún día, cuando esté todo más enfriado —dejo claro. La zorra esa va a pagar por lo que ha hecho, pero Blair no va a meterse en ninguna movida por mí. Es lo último que quiero.

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