REALIDAD DESTRUCTIVA

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Volver a la escuela fue difícil, me dolía el alma, y no podia seguir de aquella forma.

Una semana y media antes de volver, Shawn me había invitado a un viaje improvisado a su chalet en Colorado con él y Ashley. No quería ser un estorbo para ellos, pero insistieron en que tenía que despejarme y ver un paisaje diferente al menos por unos días.

—Estás fatal —me soltó Ashley mientras sacaba unas cosas de su maleta.

—Me siento fatal —le respondí sin ánimo alguno.

—Sabía que había algo extraño en todo esto, no puedo creer que realmente terminaras con ella por tu familia.

Era inútil reñirle a Shawn por haberle contado, pero en realidad no me molestaba en lo absoluto.

—Pues si, era la única opción que tenía a mano.

—Lo que no entiendo es, ¿por qué una boda? es decir, si tu padre le hubiese querido quitar el dinero a Liv, lo hubiese hecho hace mucho, ¿no?

—No, no es tan sencillo —le expliqué —, él solo quería tener sus cuentas bancarias como un seguro, en caso de que la inversión se perdiera. Por suerte para él y tranquilidad para mi, no ocurrió, y en realidad ahora tiene más dinero del que pudo haber pronosticado. Así que en teoría, soy libre...

—Pero... —dijo Ashley tomando asiento a mi lado.

—Pero es muy tarde, el daño está hecho y ella me odia.

Ashley suspiró y se cruzó de brazos mirando hacia el enorme ventanal que teníamos frente a nosotros.

—Honestamente no creo que ella te odie, te ama demasiado como para hacerlo.

— ¿Cómo sabes que me ama demasiado? Nunca las he visto hablar o ser cercanas.

—No lo somos, pero es fácil darse cuenta. Te mira de la misma forma en la que yo miro a Shawn. Se de lo que hablo, Asher.

—De acuerdo, basta de temas tristes, vinimos aquí a despejarnos y a olvidarnos de todo, ¿no? —soltó Shawn de la nada junto con varias botellas de cerveza en sus manos — ¡Que empiece la fiesta!

Y vaya que fue una fiesta...

No sé con exactitud cuantas cervezas ingerí, o si mi depresión fue la causante de que terminara en la terraza llorando como un bebé mientras Ashley me reñía sobre lo idiota que era.

— ¡Llámala, dile que todo fue un fraude, dile que la amas y que la quieres de vuelta! —me gritó Ashley antes de darle un fuerte sorbo a su botella de cerveza y Shawn a su lado literalmente roncaba sin darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor.

Los tres éramos un desastre.

—Me odia... no puede odiarme no lo soporto... —dije a como pude arrastrando las palabras mientras me hacía un puño en el suelo y lloraba.

—Entonces debes decirle, y a la mierda tus padres, dile la verdad y recupérala o te arrepentirás toda tu vida.

No estaba tan borracho como para olvidar esas palabras... las recordaba, y las recordé los siguientes días, cuando veía a mi mejor amigo y a su novia ser felices justo frente a mis narices, generando un enorme vacío en mi corazón y en mi alma.

***

Antes de lo que pude prever, el último semestre de mi último año en la secundaria había llegado, en completo silencio junto a una oscuridad absoluta.

—En cuatro meses dejaré de usarte, cosa espantosa —dije mirándome al espejo mientras me ataba la corbata y acomodaba el saco del uniforme.

Estaba seguro de que Liv se estaría diciendo lo mismo en aquel momento, siempre había odiado el uniforme, desde que estábamos pequeños batallaba con la falda de cuadros y decía que lucía fatal, aunque siempre le quedó bien. Todo en ella se veía bien.

Asher, Schlesinger ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora